Medio Ambiente

Aumenta la preocupación medioambiental por el proyecto chino de ferrocarril amazónico

El proyecto atravesaría selva virgen, amenazando a comunidades indígenas aisladas y aumentando el riesgo de apropiación ilegal de tierras, tala de árboles y tráfico de drogas, según los investigadores.

Una delegación de 11 ingenieros de China Railway Group Limited (CREC) y del Ministerio de Transportes de China visitó Porto Sul, Ilhéus (Brasil), el 16 de abril, para evaluar los avances de la Línea Ferroviaria de Integración Este-Oeste (FIOL), un segmento clave del propuesto Corredor Bioceánico que unirá el Atlántico con el Pacífico por el Amazonas hasta el puerto de Chancay (Perú). [Agência Brasil]
Una delegación de 11 ingenieros de China Railway Group Limited (CREC) y del Ministerio de Transportes de China visitó Porto Sul, Ilhéus (Brasil), el 16 de abril, para evaluar los avances de la Línea Ferroviaria de Integración Este-Oeste (FIOL), un segmento clave del propuesto Corredor Bioceánico que unirá el Atlántico con el Pacífico por el Amazonas hasta el puerto de Chancay (Perú). [Agência Brasil]

Por Waldaniel Amadis |

SÃO PAULO -- La reciente visita de una delegación de ingenieros chinos a Brasil ha reavivado la preocupación por el posible impacto medioambiental de la propuesta del Corredor Bioceánico Brasil-Perú, un proyecto ferroviario respaldado por China que se presenta como alternativa al Canal de Panamá para las exportaciones sudamericanas.

A lo largo de siete días, 11 representantes de China Railway Group Limited (CREC) y del Ministerio de Transportes chino recorrieron obras de infraestructura clave en Brasil.

El 16 de abril, la delegación llegó a Ilhéus para evaluar el progreso de la Línea Ferroviaria de Integración Este-Oeste (FIOL), un segmento estratégico que podría servir como punto de partida para el proyecto Bioceánico.

Varias empresas, entre ellas CREC, lo están construyendo.

El Corredor Bioceánico pretende unir los océanos Atlántico y Pacífico mediante un ferrocarril transcontinental que atraviese el Amazonas y termine en el puerto de Chancay (Perú), operado por la empresa estatal china Cosco Shipping Ports.

Diseñado para agilizar la exportación de productos básicos brasileños como soja , carne y cereales a China, el proyecto evitaría las rutas marítimas tradicionales del Atlántico.

Como parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta impulsada por China, promete reducir las distancias marítimas entre Sudamérica y Asia hasta en 20 000 millas náuticas.

Resistencia

La propuesta ha suscitado resistencia por su posible impacto en territorios indígenas y y zonas de alta biodiversidad dentro del llamado pulmón del planeta, según el portal de noticias amazónicas Contilnet.

Afectaría al menos a 11 estados brasileños, entre los que destaca Acre, fronterizo con Bolivia y Perú y se considera estratégicamente importante para reducir los costos de transporte del ferrocarril.

La ruta propuesta atraviesa la región de la Sierra del Moa, hogar de numerosas comunidades indígenas, incluidos pueblos no contactados, y atravesaría reservas medioambientales protegidas en uno de los ecosistemas con mayor biodiversidad del mundo.

El plan está bajo revisión del Ministerio Público Federal de Brasil, según confirmó a Entorno una fuente del organismo.

Una fuente del gobierno de Acre confirmó a Entorno que la delegación china formalizó la propuesta en su reunión del 16 de abril en Río Branco con las autoridades locales del estado de Bahía y el Ministerio de Transportes brasileño.

Una década de polémicas

Concebido en la década de 1950, el proyecto quedó archivado hasta 2008, cuando Brasil lo incluyó en su Plan Nacional de Carreteras.

En 2014, China manifestó su interés por avanzar en el proyecto y ofreció financiación, estimada en unos 100 000 millones de dólares.

Tras años de idas y vueltas, Brasilia puso el proyecto en suspenso en 2015 debido a la creciente preocupación de ecologistas y otros especialistas por su posible impacto en el corazón de la Amazonia.

Un informe de la Sociedad de Antropología de las Tierras Bajas de América del Sur (SALSA) expresaba entonces su "profunda preocupación" por las consecuencias medioambientales y sociales del proyecto.

Según SALSA, el proyecto propuesto, que atravesaría selva tropical primaria virgen, suponía una amenaza significativa, especialmente para los pueblos indígenas aislados y las comunidades tradicionales que viven en la zona.

"El proyecto amenaza una de las mayores extensiones continuas de bosque tropical en el mundo, donde viven numerosos grupos indígenas con poco o ningún contacto con la sociedad nacional. Muchas de estas comunidades han optado por el aislamiento como estrategia de supervivencia tras experiencias históricas traumáticas con el mundo exterior", advertía el estudio de 2015, que ahora resurge con la llegada de la delegación china.

SALSA alertó de que, además de la propia vía férrea, la construcción requeriría carreteras de acceso, estaciones e infraestructuras adicionales, lo que podría aumentar la presión sobre territorios indígenas ya demarcados.

La destrucción del ecosistema

Este proyecto aumentaría los riesgos de apropiación ilegal de tierras, tala de árboles y tráfico de drogas.

Comunidades como los shipibo-conibo, asheninka, puyanawa, yaminawa, xavante y nambikara, entre otras, podrían verse directamente afectadas.

Además, el proyecto afectaría al Cerrado brasileño, un ecosistema con una biodiversidad extraordinaria que ya se enfrenta a la deforestación impulsada por la expansión de la producción de soja, gran parte de ella exportada a China para consumo animal.

Grupos indígenas y organizaciones no gubernamentales internacionales, como Survival, han hecho saltar las alarmas sobre la destrucción que podría causar el proyecto.

La ruta, inicialmente prevista entre Río de Janeiro e Ilo (Perú), se extenderá ahora desde Porto Sul (Ilhéus, estado de Bahía, Brasil) hasta el puerto de Chancay (Perú), a unos 80 km de Lima.

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