Por Catalino Hoyos | 2024-12-13

QUITO – Las presiones de China para abastecer su mercado de madera de balsa destinada a la construcción de aspas de turbinas eólicas continúan siendo una importante amenaza para los bosques protegidos y las comunidades indígenas de Perú y Ecuador.

La Agencia de Investigación Ambiental (EIA), una organización sin fines de lucro de EE. UU., publicó un informe titulado "Mal viento. Desde crímenes en la selva amazónica de Ecuador a las turbinas eólicas en EE. UU. y China", que revela cómo los fabricantes internacionales obtienen madera de balsa de bosques amazónicos protegidos, participando en actividades de tala ilegal.

Publicado a finales de octubre, el estudio destaca cómo esta explotación es impulsada por la demanda insaciable de madera tropical de parte de China, utilizada principalmente en la producción de turbinas eólicas.

Después de años de investigación, el informe revela preocupaciones adicionales, incluidas violaciones de los derechos indígenas, corrupción y daños ambientales significativos, tanto inmediatos como a largo plazo, en este vital ecosistema global.

La balsa (Ochroma pyramidale), una especie tropical originaria del Amazonas, es reconocida por su "rápido crecimiento y madera liviana", explicó Belén Páez, presidenta de la Fundación Pachamama, en un artículo publicado el 29 de octubre en el sitio ambiental Mongabay.

La madera de balsa se ha convertido en un recurso fundamental para el sector de las energías renovables, particularmente en la producción de palas de turbinas eólicas.

Sus propiedades livianas, combinadas con una resistencia excepcional, la hacen ideal para soportar las rigurosas exigencias de las turbinas eólicas.

Ecuador suministra el 90 % de la madera de balsa del mundo, y el 79 % de sus exportaciones entre 2019 y agosto de 2024 estuvo destinado a China, según estimaciones del Banco Central del Ecuador (BCE) citadas por la EIA.

"La fiebre de la balsa"

En 2021, un informe especial de Mongabay, creado en colaboración con organizaciones locales de Ecuador, Colombia y Bolivia, expuso lo que se conoció como "la fiebre de la madera balsa en Ecuador".

Entre marzo de 2020 y junio de 2021, las autoridades registraron 8139 alertas de deforestación en áreas vinculadas a la extracción a gran escala de balsa, determinó el estudio.

La demanda mundial de madera de balsa se cuadruplicó entre 2018 y 2020, dijo la EIA en el informe "Mal viento".

Durante este período, China aceleró sus esfuerzos por cumplir sus objetivos de energía renovable para 2016-2020, delineados por su Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, con énfasis en la expansión de la capacidad de energía eólica.

Para satisfacer el inesperado aumento de la demanda de China, el informe de la EIA confirmó que los madereros invadieron parques nacionales y territorios indígenas protegidos de la Amazonía ecuatoriana, incluida la Reserva de la Biosfera Yasuní, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que se extiende 2,7 millones de hectáreas.

La investigación también descubrió incursiones de madereros ilegales en los bosques peruanos vecinos, donde contrabandeaban troncos de balsa a Ecuador y los comercializaban falsamente como exportaciones ecuatorianas.

La EIA solicitó comentarios a las principales empresas de la industria, incluidas Plantabal S.A., Ecuabal, Mamba Wood y Fadelma, que reconocieron la tala ilegal.

Admitieron abiertamente haber utilizado métodos ilegales para extraer la madera con el fin de satisfacer la abrumadora demanda de balsa.

Teniendo en cuenta estos hallazgos, las fluctuaciones en la demanda de turbinas de China podrían tener consecuencias catastróficas para los frágiles ecosistemas de la Amazonía ecuatoriana, según la EIA.

Comunidades afectadas

En otro informe, "Energías renovables, selvas vaciadas", publicado en septiembre de 2023 por la ONG Acción Ecológica, se destaca el impacto devastador de la explotación de madera de balsa en las comunidades indígenas de la Amazonía ecuatoriana.

Desde los Siekopai y A'i Cofán en el norte hasta los Shuar y Achuar en el sur, estos grupos han enfrentado importantes alteraciones en su estilo de vida.

En abril de 2021, la Fundación Pachamama reveló que 80 comunidades indígenas fueron sometidas a negociaciones de explotación. Mientras que los exportadores se beneficiaron de la balsa a 722 dólares por metro cúbico, las comunidades recibieron apenas 0,22 dólares por árbol.

"Muchos de los principales importadores de China también son los principales exportadores de Ecuador", indica el informe. Compañías como 3A Composites Core Materials, Gurit y Diab, que tienen subsidiarias en China, son centrales para esta canena de suministro.

La EIA descubrió que los principales fabricantes chinos de turbinas eólicas, incluidos Goldwind, Mingyang y CSSC, han utilizado balsa procedente de comerciantes ecuatorianos involucrados en prácticas de explotación.

"Esta transición energética necesaria no se puede lograr a costa de los bosques y las personas que dependen de ellos", comentó Lisa Handy, directora de campañas forestales en EIA US, en un comunicado en octubre.

"Existe una necesidad urgente de diligencia debida real, mayor transparencia e implementación de los sistemas de trazabilidad nacional para mejorar la gobernanza forestal y resolver con éxito este conflicto de energía", concluyó Handy.