Economía
Avanza construcción portuaria peruana en medio de preocupaciones sobre las intenciones chinas
En Perú apenas se habla de las grúas construidas por China en el puerto de Chancay, que según las investigaciones están equipadas con sistemas de comunicación ocultos que podrían permitir el espionaje e interrumpir las cadenas de suministro.
Por John Caicedo |
LIMA – La construcción del puerto marítimo peruano de Chancay, que se convertirá en el más grande de la costa del Pacífico sudamericano, avanza rápidamente hacia su finalización prometida en noviembre.
Sin embargo, están creciendo las preocupaciones sobre posibles intenciones ocultas de China, principal financiador y beneficiario del proyecto.
Las sospechas se aumentaron después de la llegada a Perú de siete grúas de la empresa china ZPMC, que está siendo investigada por la Cámara de Representantes de Estados Unidos por supuestamente utilizar sus equipos para instalar herramientas que podrían usarse para espionaje.
Esas grúas tienen como destino Chancay.
La investigación estadounidense se centra en unas 200 grúas chinas instaladas en puertos estadounidenses, que según el Comité de Seguridad Nacional y el comité selecto de la Cámara sobre China contienen módems celulares ocultos con capacidad de comunicaciones remotas, un aspecto que pasó desapercibido en el momento de la instalación.
Un plan así podría permitir a Beijing "no sólo socavar a los competidores comerciales a través del espionaje, sino también interrumpir las cadenas de suministro y el movimiento de carga, devastando la economía de nuestra nación", declaró a CNN en marzo el presidente del Comité de Seguridad Nacional, Mark Green.
En Perú, Mario de las Casas, portavoz de Cosco Shipping, confirmó la llegada de las grúas a principios de junio.
No abordó las acusaciones estadounidenses, que han recibido poca atención en los medios peruanos.
Cosco Shipping Ports Limited, propiedad del Estado chino, está liderando el desarrollo de Chancay con una inversión de aproximadamente 3.600 millones de dólares.
Hasta el momento, la terminal ha creado alrededor de 1.300 puestos de trabajo directos y 8.000 indirectos. Una vez que esté en pleno funcionamiento, generará ingresos anuales estimados de al menos 4.500 millones de dólares para el Perú, una perspectiva que genera un entusiasmo generalizado.
Situado a unos 80 kilómetros al norte de Lima, el puerto tiene un avance de más del 90% con la apertura planeada en noviembre.
Se espera que sea inaugurado en presencia del presidente chino, Xi Jinping, quien visitará Perú para el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico.
Se prevé que las operaciones comiencen en 2025.
Lima espera que Chancay surja como un importante centro para el desarrollo comercial, industrial y de transporte, impulsando el comercio no sólo para Perú sino también para los países vecinos que buscan expandir su comercio con Asia, particularmente con China.
Brasil podría potencialmente involucrarse en el proyecto, ya que el gobierno peruano ha anunciado planes para conectar el puerto con otra iniciativa importante: el Corredor Bioceánico.
Este corredor unirá Brasil y Perú por carretera a través del Amazonas.
Le daría a Brasil acceso al Pacífico y ofrecería a Perú una ruta hacia el Atlántico.
Geopolítica
Este proyecto implica no sólo consideraciones comerciales y económicas sino también importantes implicaciones geopolíticas, según los analistas.
La escala de la inversión de China en Perú, casi 30 mil millones de dólares, puede explicar la creciente lealtad de algunos líderes empresariales y políticos peruanos hacia Beijing.
Durante su visita a Lima los días 28 y 29 de agosto, el subsecretario de Estado estadounidense para Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente, José Fernández, destacó que las inversiones chinas en otros países son instrumentos clave de la política exterior de Beijing.
Las advertencias de Washington no pretenden disuadir a Perú u otros países de hacer negocios con China, ya que Estados Unidos también mantiene "relaciones significativas" con Beijing, comentó Fernández.
"Nuestro objetivo es mejorar nuestras propias ofertas comparándolas y animar a cualquier país anfitrión a hacer lo mismo con otras propuestas", afirmó durante un encuentro con periodistas durante su visita.
Entre las ventajas comerciales destacadas por Estados Unidos, Fernández señaló la asociación con empresas responsables, una referencia sutil a las preocupaciones actuales sobre las prácticas ambientales y la responsabilidad social de las empresas chinas.
"Nuestra oferta proviene de las empresas que cumplen la ley, respetan las normas laborales, siguen las mejores prácticas ambientales y no obligan a las comunidades a elegir entre desastre ecológico y crecimiento económico. Creemos que esto representa una oferta fuerte", afirmó el funcionario.
"Nuestro comercio es el motivo de orgullo porque va más allá de la mera extracción y exportación. Crea empleos y aporta tecnología avanzada", afirmó.
Estados Unidos, debido a su modelo político y económico, no puede obligar a sus empresas a realizar proyectos específicos por razones geopolíticas, añadió.
En contraste, la estructura estatal centralizada de China, donde la mayoría de las empresas son de propiedad estatal o están estrechamente alineadas con el Partido Comunista Chino, permite tal influencia.
Chancay representa una esperanza para los peruanos, pero también genera preocupaciones sobre la posibilidad de otorgar a los chinos una licencia para actuar mal.
Los residentes de la zona afectada se muestran cautelosos debido a los antecedentes históricos de las empresas chinas, que a menudo abusan del medio ambiente y de los derechos de los trabajadores.