Medio Ambiente
La sobrepesca de calamar es otra señal de la presencia de China en Perú y Sudamérica
Presuntamente, buques chinos están entrando en aguas peruanas sin autorización, agotando las poblaciones de calamar gigante, básico en la dieta de muchos peruanos y crucial para la economía del país.
Por John Caicedo |
LIMA -- Los pescadores peruanos acusan a los barcos chinos de pescar ilegalmente calamar gigante en aguas del país, lo que reduce las reservas y hace subir los precios.
La pota o calamar gigante, un alimento básico en la dieta de las familias peruanas, se vende ahora en los supermercados de Lima a unos 26 PEN (7 dólares) el kg, cuatro veces más de lo que costaba a finales de septiembre.
El aumento de precios se debe a la escasez de calamar en las aguas de Perú, donde solía abundar.
Según las organizaciones pesqueras artesanales, la escasez se atribuye en gran medida a cientos de buques chinos que descaradamente ingresan a aguas peruanas sin autorización.
La escasez llevó a los pescadores artesanales de Arequipa, Moquegua y Tacna a realizar una huelga de 48 horas a principios de este mes, bloqueando el tráfico a lo largo de la Carretera Panamericana y la Costanera.
El 3 y 4 de octubre detuvieron sus operaciones para protestar por la supervisión inadecuada de los barcos chinos en aguas peruanas y las estrictas cuotas de pesca impuestas a los pescadores locales debido al agotamiento del calamar gigante.
Alrededor de 300 embarcaciones chinas faenan con poca resistencia dentro de la zona de 200 millas del mar peruano, conocida como Mar de Grau, estiman pescadores artesanales de Piura, departamento del norte de Perú donde el problema es más grave.
La zona está teóricamente reservada a los pescadores locales.
El número de embarcaciones chinas que ingresan a aguas peruanas sin permiso es mucho mayor, posiblemente llegando a 700, dicen otras fuentes.
Estos barcos tienen una capacidad enorme, lo que les permite cosechar rápidamente grandes cantidades de calamar gigante.
Este fenómeno perjudica también a otros países sudamericanos, entre ellos Ecuador, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil.
Los pescadores acusaron al gobierno de la presidenta Dina Boluarte de hacer la vista gorda ante el asunto.
"El Gobierno central no tiene reparos en desconocer sus regulaciones y menoscabar el sistema de control de la pesca ilegal para priorizar la acomodación de armadores extranjeros", afirmó la Sociedad Nacional de Pesca Artesanal del Perú (Sonapescal) en un comunicado de mediados de septiembre.
Los funcionarios del gobierno peruano han negado la existencia del problema.
El número de barcos chinos que ingresan a la zona es significativamente menor al afirmado por los sindicatos, afirmó a principios de septiembre Carlos Díaz, director de Operaciones de la Guardia Costera, en Radio Programas del Perú.
Estas embarcaciones cuentan con permisos por tres razones principales: cambiar de tripulación, abordar fallas técnicas que requieren un anclaje forzoso y completar los procedimientos de documentación necesarios, dijo.
No es necesario reforzar la vigilancia, como piden los sindicatos, afirmó, añadiendo que no tiene planes de implementar tales medidas.
El gobierno peruano no sólo ha negado la importante presencia irregular de barcos chinos en el Mar de Grau sino que atribuye la disminución de las poblaciones de calamar a factores meteorológicos, incluido el reciente fenómeno de El Niño.
Analistas y organizaciones como el izquierdista Colectivo Dignidad han cuestionado la narrativa del gobierno, señalando que otras especies no han experimentado caídas similares.
También han cuestionado por qué no se produjeron reducciones tan drásticas en las poblaciones de calamar gigante durante eventos anteriores de El Niño más severos.
De la compra a la explotación
China fue alguna vez un comprador clave de calamar peruano; sin embargo, parece haber cambiado su estrategia en los últimos años. Entre 2014 y 2015, las importaciones de calamar desde Lima se desplomaron un 58%.
"En lugar de comprar al Perú, están explotando nuestros recursos y compitiendo deslealmente con la industria local", declaró en su momento la Sociedad Nacional de Industrias.
El calamar gigante es un recurso vital para el Perú, ya que aporta hasta 750 millones de dólares en exportaciones y alrededor de 45 millones de kg de alimentos al año.
Recientemente, la población de calamar gigante en el Mar de Grau ha disminuido significativamente, una tendencia que los observadores atribuyen a la sobreexplotación, exacerbada por la participación extranjera.
Si bien este fenómeno no es nuevo, los analistas sugieren que se ha intensificado bajo la administración de Boluarte, que favorece el fortalecimiento de los vínculos con China.
China se ha convertido en el mayor socio comercial de la nación sudamericana y el principal inversor en una economía que normalmente despierta poco interés internacional.
El enorme proyecto portuario de Chancay, que se lanzará próximamente en el Pacífico peruano con una inversión en curso de 3.600 millones de dólares de China, representa una importante oportunidad para revitalizar una economía que, a pesar de haber demostrado resiliencia y estabilidad en los últimos años, todavía no alcanza a proporcionar niveles de vida básicos para gran parte de la población.
Pekín está invirtiendo mucho en proyectos de infraestructura en toda Sudamérica, indicó en un estudio de octubre de 2023 el Outlaw Ocean Project, una organización de noticias con sede en Washington que investiga cuestiones ambientales y de derechos humanos en el mar.
“Ese dinero funciona como protección contra la hostilidad que las agresivas prácticas pesqueras chinas han generado en la región”, destacó el medio.
Varios países sudamericanos han implementado recientemente regulaciones para las flotas chinas y extranjeras que operan en sus puertos o pescan en sus aguas, agregó.
Sin embargo, "la presencia y la influencia de China en la región está claramente en aumento".
La situación actual podría conducir a "la desestabilización de la seguridad alimentaria mundial, la erosión del derecho internacional y, en algunas áreas, un aumento de las tensiones militares", señaló en el estudio Whitley Saumweber, profesora de asuntos marinos de la Universidad de Rhode Island.