Crimen y Justicia

Aumentan las extorsiones por parte de bandas criminales en el puerto de Chancay, a cargo de china

Los empresarios peruanos dicen que padecen una abrumadora sensación de miedo e incertidumbre en el puerto, donde los delincuentes están expandiendo su presencia.

Los niños juegan en la playa mientras las grúas del "megapuerto" de Chancay se ven al fondo, a 80 kilómetros al norte de Lima, Perú. [Cris Bouroncle/AFP]
Los niños juegan en la playa mientras las grúas del "megapuerto" de Chancay se ven al fondo, a 80 kilómetros al norte de Lima, Perú. [Cris Bouroncle/AFP]

Por John Caicedo |

LIMA -- Marcos, un pequeño empresario peruano, alguna vez soñó con alcanzar un gran éxito económico con la apertura del puerto marítimo de Chancay, una megaobra construida por la empresa estatal china Cosco Shipping Ports.

Sin embargo, Chancay, que era un distrito tranquilo de la costa del Pacífico, a 80 km al norte de Lima, se convirtió en un imán no solo para empresarios como Marcos, sino también para delincuentes deseosos de explotar a otros mediante la violencia y la intimidación.

"Nos dijeron que si no pagábamos 30 000 soles (unos 8000 dólares) irían contra nuestras familias", afirmó el empresario metalúrgico en un reportaje que el programa de televisión Punto Final, del canal Latina, emitió a finales de febrero y en el que se omitió su apellido por razones de seguridad.

La investigación expuso la extorsión en el puerto de Chancay.

Vista aérea de barcos pesqueros tradicionales anclados en el puerto de la localidad con las grúas del "megapuerto" de Chancay al fondo, a 80 kilómetros al norte de la capital peruana, Lima. [Cris Bouroncle/AFP]
Vista aérea de barcos pesqueros tradicionales anclados en el puerto de la localidad con las grúas del "megapuerto" de Chancay al fondo, a 80 kilómetros al norte de la capital peruana, Lima. [Cris Bouroncle/AFP]

"Nos lanzaron dinamita. Nos amenazaron con atentar contra nuestras vidas", agregó Marcos al asegurar que "no sabían a quién recurrir" para buscar ayuda.

Por su seguridad, ahora se ve obligado a pasar las noches lejos de Chancay. Cuando visita el puerto, él y sus compañeros soportan una abrumadora sensación de miedo e incertidumbre.

Posible guerra territorial

A mediados de febrero, la policía arrestó a uno de los presuntos líderes de la pandilla de Chancay: Erick Pardo, también conocido como "Roro".

Durante el allanamiento, las autoridades encontraron material explosivo y objetos relacionados con la extorsión, incluidos teléfonos móviles robados. Aunque Roro niega cualquier implicación, los medios locales informan que las pruebas en su contra son abrumadoras.

Sin embargo, las investigaciones revelaron que Pardo, pese a su extenso historial delictivo, no es el verdadero líder de su organización, sino que opera bajo las órdenes de un personaje más infame: Paul Zárate, un conocido delincuente con un prontuario aún más extenso.

Zárate ha sido acusado de homicidio, tráfico de drogas, robo agravado y posesión ilegal de armas. Condenado en 2016 a 18 años de prisión, cumplió poco más de un año antes de que inexplicablemente le concedieran la libertad condicional en julio pasado.

Su paradero actual sigue siendo desconocido, pero las autoridades creen que ahora es un importante operador criminal en Chancay.

En entrevista con Punto Final, voceros policiales dijeron que la detención de Pardo y la identificación de Zárate son solo la punta del iceberg.

Muchos otros delincuentes de alto riesgo continúan operando en la zona, lo que deja un largo camino por delante para que empresarios como Marcos puedan llevar adelante sus negocios con seguridad.

Las tensiones se intensifican

El aumento de la actividad criminal en Chancay no es una sorpresa para los expertos en seguridad.

Además del potencial económico del puerto, Perú en su conjunto está experimentando un aumento del crimen organizado, caracterizado por extorsiones desenfrenadas y ataques violentos, incluso asesinatos, contra aquellos que se niegan a pagar a los delincuentes.

En todo el país, los propietarios de pequeñas empresas y operadores de transporte (conductores de autobús, taxistas y mototaxis) se ven obligados a pagar tarifas diarias de protección para evitar represalias violentas.

Datos oficiales revelan que, entre 2022 y 2024, los casos de extorsión denunciados aumentaron un 50 %, mientras que los asaltos a comercios se dispararon un 225 %.

El Sistema Informático de Denuncias Policiales registró el año pasado 2509 asesinatos, un 125 % más que en 2020, aunque las autoridades reconocen que las cifras reales pueden ser incluso mayores. Muchos de estos asesinatos estaban vinculados a redes de extorsión.

Desde el principio, surgieron preocupaciones de que el puerto de Chancay, un proyecto de 3500 millones de dólares administrado por la empresa china Cosco Shipping, atraería organizaciones criminales.

Algunos residentes originales incluso se opusieron a su construcción por esta misma razón.

El exministro del Interior Carlos Basombrio sostiene que solo operaciones de inteligencia sofisticadas pueden combatir eficazmente a las bandas criminales en juego.

Su llamado refleja un sentimiento nacional más amplio. Según una encuesta de Ipsos, el 5 5% de los peruanos considera que la delincuencia y la inseguridad son los problemas más urgentes del gobierno.

Operaciones de narcotráfico

Por ahora, la extorsión y la violencia son las amenazas de seguridad más urgentes del puerto.

Sin embargo, los expertos internacionales también han expresado su preocupación por el historial de China en la gestión de los riesgos del tráfico de drogas en sus terminales marítimas en todo el mundo.

A principios de noviembre, la embajadora de Estados Unidos en Perú, Stephanie Syptak-Ramnath, y el superintendente nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), Víctor Mejía, visitaron Chancay para abordar la seguridad portuaria y las amenazas transnacionales que podrían surgir a medida que se intensifican las operaciones.

En Perú y en toda Sudamérica están creciendo las preocupaciones de que Chancay podría convertirse en una importante ruta de salida del narcotráfico.

El 4 de noviembre, la Embajada de Estados Unidos en Perú anunció que, en colaboración con la Sunat, está implementando medidas proactivas para fortalecer la seguridad en el puerto.

Washington ha prometido asistencia técnica y ha donado tres escáneres de última generación para la inspección de cargas y vehículos por un valor de más de 8,5 millones de dólares. Según la embajada, estos escáneres ayudarán a garantizar que los envíos que pasan por Chancay no representen riesgos para Perú, sus vecinos o la red comercial mundial.

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