Sociedad

"Tenemos miedo de vivir acá": Los bolivianos desafían a la muerte en sus casas

Este problema no es exclusivo de Bolivia: una planificación urbana inadecuada y una inversión insuficiente en recuperación ante desastres han hecho que América Latina sea mucho más vulnerable que otras regiones a las catástrofes naturales.

Mercado construido al borde de un acantilado en la zona de La Ceja, en El Alto (Bolivia). [Aizar Raldes/AFP]
Mercado construido al borde de un acantilado en la zona de La Ceja, en El Alto (Bolivia). [Aizar Raldes/AFP]

Por AFP |

LA PAZ -- La humilde casa de ladrillo del comerciante boliviano Cristóbal Quispe se tambalea precariamente en la ladera de una colina inestable de La Paz, cerca del borde de una carretera derrumbada.

El paisaje a su alrededor está sembrado de los escombros que quedaron después de que una avalancha de lodo arrasara en 2011 con cientos de estructuras, incluida su antigua casa.

Quispe, de 74 años, construyó una nueva casa a poca distancia de la anterior.

La vivienda da a la mitad de un parque donde solían jugar los niños. La otra mitad desapareció al moverse el terreno sobre el que se construyó.

Lucas Morales entra en su casa a orillas del río Irpavi, en La Paz. [Jorge Bernal/AFP]
Lucas Morales entra en su casa a orillas del río Irpavi, en La Paz. [Jorge Bernal/AFP]
Casas dañadas a orillas del río Irpavi, en La Paz. Situada a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar y enclavada entre montañas, La Paz está atravesada por más de 300 ríos y arroyos, lo que hace que su suelo sea inestable y muy susceptible a los derrumbes durante las lluvias torrenciales. [Jorge Bernal/AFP]
Casas dañadas a orillas del río Irpavi, en La Paz. Situada a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar y enclavada entre montañas, La Paz está atravesada por más de 300 ríos y arroyos, lo que hace que su suelo sea inestable y muy susceptible a los derrumbes durante las lluvias torrenciales. [Jorge Bernal/AFP]

Todos los años, durante la temporada de lluvias, de noviembre a marzo, Quispe observa con inquietud el cielo de la ciudad más alta del mundo.

"Tenemos miedo de vivir acá. Cuando llueve... se puede deslizar", Quispe contó a la AFP cómo es la vida en el barrio del Valle de las Flores, cuyos empobrecidos habitantes pertenecen mayoritariamente al grupo indígena aymara.

A pesar de que el municipio ha declarado la zona como "área roja", Quispe y otros habitantes dicen que no tienen otra opción más que quedarse allí.

La mayoría han vivido allí toda su vida, y muchos han recibido de las autoridades títulos de propiedad de las tierras que ocupan, tierras que esperan que algún día sean valiosas.

'Altamente vulnerable'

Enclavada entre montañas a más de 3.500 metros de altitud, La Paz está surcada por más de 300 ríos y arroyos, lo que hace que el suelo sea inestable.

Según el ayuntamiento, casi una de cada cinco propiedades registradas se encuentra en zonas de riesgo "alto" o "muy alto", muchas de ellas en barrios marginales.

Desde el pasado noviembre, 16 bolivianos han muerto en desprendimientos de tierra e inundaciones causados por las fuertes lluvias, según informó el gobierno.

El problema no es exclusivo de Bolivia, dicen los analistas, quienes culpan a la mala planificación urbana y a la falta de inversión en recuperación ante catástrofes naturales.

"Latinoamérica es altamente vulnerable en comparación con otras regiones del mundo conecosistemas altamente vulnerables", explica a AFP Ramiro Rojas, especialista en desarrollo urbano de la Universidad Privada boliviana Univalle.

Estos riesgos, a su vez, "se amplifican por la vulnerabilidad socioeconómica: desigualdades y altas tasas de pobreza" que obligan a los habitantes a vivir en áreas inseguras, afirma.

En los últimos 10 años, al menos 13.878 personas murieron en catástrofes naturales en América Latina y el Caribe, según la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica).

El urbanista Fernando Viviescas, de la Universidad Nacional de Colombia, declaró a la AFP que en la construcción de las ciudades latinoamericanas no se tuvo en cuenta la amenaza que supone el agravamiento de los desastres naturales debido al cambio climático.

Casi el 83% de los latinoamericanos viven actualmente en ciudades, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

No hay adónde ir

A unos 10 minutos a pie del Valle de las Flores, en una colina rocosa, Cristina Quispe -sin parentesco con Cristóbal- vende alimentos en su casa.

Recientemente, varios vecinos de Quispe, de 48 años, tuvieron que abandonar sus casas debido a la avalancha de lodo que se las tragó. Al igual que la suya, la casa del vecino de Quispe quedó en pie, pero ahora se inclina en un ángulo precario.

"No tengo miedo. Estoy tranquila. Es que tampoco hay adónde ir", dijo Quispe a AFP.

En otro lugar de La Paz, en un asentamiento a orillas del río Irpavi, el mecánico Lucas Morales, de 62 años, dijo que hace poco perdió parte de su terreno por las inundaciones.

"Pero como se ve, hoy está bien, mañana está destrozado", dijo, señalando a su alrededor.

"Ese es el asunto. Nos han dado vía libre para que construyamos, pero al rato menos pensado pasa aquí el río".

La Paz se enfrenta a un enorme déficit de viviendas asequibles y seguras, según Stephanie Weiss, ingeniera medioambiental del Instituto Boliviano de Urbanismo.

Además, la iniciativa para otorgar la propiedad de la tierra a bolivianos desfavorecidos que durante mucho tiempo la habían ocupado ilegalmente ha tenido como contrapartida su permanencia en lugares inseguros, afirmó.

Ser propietario se considera una forma de que los pobres ahorren para el futuro, explicó Weiss, y muchos se aferran a la idea de tener su "propia casa, aunque sea al borde de un precipicio".

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