Sociedad
Las minas de oro respaldadas por China inundan pueblos y contaminan ríos de Bolivia
En el centro minero de Tipuani, los inversores chinos permanecen distantes y son difíciles de localizar. Su presencia silenciosa está transformando la región, suscitando preguntas, tensiones y una sensación de división cada vez más profunda.
![Fidel Veliz atraviesa lo que solía ser su calle en Tipuani, Bolivia. Su casa está bajo el agua, pero vuelve para cuidar de sus gatos varados en el tejado. La minería de oro no regulada, respaldada por capital chino, ha modificado el cauce del río e inundado el pueblo. [Yenny Escalante Flores].](/gc4/images/2025/05/28/50576-bolivia1-600_384.webp)
Por Yenny Escalante Flores |
TIPUANI, Bolivia -- El agua le llega al pecho, algunos días al cuello. Fidel Veliz, veterinario de 36 años, duda antes de dar un paso por el agua turbia y estancada que ahora cubre lo que antes era su calle.
Su casa está bajo el agua. Sus gatos, que ahora viven en el techo, son la única razón por la que regresa día por medio, con comida, afecto y recuerdos de la vida que perdió.
Esta escena se desarrolla en Tipuani, un pueblo rico en oro situado a ocho horas de la capital de Bolivia, La Paz.
Antiguamente apodada la "Capital del Oro", Tipuani se ha visto desbordada por explotaciones mineras sin control, la mayoría dirigidas por cooperativas bolivianas respaldadas por capital extranjero, principalmente chino.
![Una mujer observa Tipuani (Bolivia), todavía anegada meses después de que las fuertes lluvias provocaran el desbordamiento del río local. La destrucción, fomentada por la minería de oro con capital chino, ha dejado barrios enteros bajo el agua. [Sergio Mendoza]](/gc4/images/2025/05/28/50577-bolivia2-600_384.webp)
![Vista aérea de Tipuani (Bolivia), donde la extracción de oro con apoyo de capital chino ha dejado a la ciudad bajo el agua desde principios de este año, tras las fuertes lluvias y el derrumbe de las riberas de los ríos alteradas por la extracción de oro. [Sergio Mendoza]](/gc4/images/2025/05/28/50578-bolivia3-600_384.webp)
Las lluvias torrenciales y el redireccionamiento imprudente del río Tipuani por parte de los mineros han sumergido barrios, destruido casas y derrumbado infraestructuras. Más del 70 % de los 7600 habitantes de la ciudad se han visto afectados.
Los lugareños dicen que están ahogándose por la negligencia del gobierno, la devastación medioambiental y las consecuencias de un caótico sistema minero que beneficia mucho más a los inversores extranjeros que a los residentes locales.
"Vivimos en una cloaca"
Una mañana de enero de este año, el río se desbordó sin previo aviso. En cuestión de minutos, las casas de adobe se derrumbaron, los comercios fueron arrasados y algunos residentes perdieron la vida.
"El año pasado se ha caído mi casa, mi negocio, todo lo que tenía", relata Roger Viadez, presidente de Barrio Central de Tipuani. Consiguió evacuar a su familia segundos antes de que cedieran los muros. Pasó dos meses durmiendo en la plaza del pueblo.
Viadez reconstruyó su casa con préstamos bancarios, solo para verla inundarse de nuevo meses después. "Da mucha bronca estar así. Esta situación claramente es conocida por autoridades locales y nacionales, pero nadie hace nada efectivo", explica a Entorno.
Viadez navega ahora por un caldo tóxico de agua de río y aguas residuales en una balsa hecha con una mesa, cuerdas y bloques de espuma. El agua no es solo de río, sino que está mezclada con aguas residuales. Tipuani no tiene sistema de alcantarillado, así que, cuando llueve, las aguas residuales vuelven a la ciudad.
"Estamos viviendo sobre la mierda, mucha gente incluso ya está enfermando", dice Viadez.
Una mano extranjera en las ruinas
Tipuani alberga unas 15 cooperativas mineras de oro registradas. Pero los residentes señalan seis en particular que se han asociado con inversores extranjeros, en su mayoría chinos, pero también colombianos y alemanes. A estas asociaciones, a menudo informales, se les atribuyen algunos de los peores daños medioambientales.
"Las empresas chinas hacen un convenio (interno) con las cooperativas bolivianas, a veces por cinco, siete o diez años", dice Rufino Chambi, presidente de las juntas vecinales de Tipuani. "Pero si la actividad fracasa, ellos (chinos) rompen el convenio".
Según Chambi, estos inversores se llevan aproximadamente el 70 % de los beneficios del oro, dejando solo el 30 % para la parte boliviana.
"Llevan aquí casi cuatro años, creo que deberían dejar algo, al menos una avenida cementada o una obra grande", comenta a Entorno.
Viadez, presidente de Barrio Central de Tipuani, añade que ni siquiera son empresas constituidas. "Dicen ser empresas, pero no están registradas ni aportan al Estado. Solo vienen a sacar el oro y se lo llevan a su país", declara.
Maquinaria pesada, excavadoras, volquetes y retroexcavadoras rugen día y noche a pocos pasos de las casas de los residentes.
La enorme cantidad de sedimentos ha elevado el lecho del río a la misma altura que la ciudad.
Ahora, cada vez que llueve, el río no solo se desborda, sino que desemboca directamente en las calles de Tipuani.
A lo largo del camino, se divisan varios yacimientos de exploración minera. Solo se ven unos pocos chinos en los campamentos de trabajo.
La mayoría son inversores que se aíslan de la comunidad local, reforzando la sensación de una presencia extranjera distante y poco transparente en esta región minera boliviana.
Aguas que suben, frustración que aumenta
Los habitantes de Tipuani han empezado a reaccionar. Un fin de semana reciente, miembros del Comité Cívico y de la Comisión de Control Social de la ciudad intentaron enfrentarse a una nueva empresa minera, Lin Qin SRL, pero la empresa canceló la reunión a último momento.
"La gente está cansada de que la ignoren", afirma Gimena Pérez, dirigente local. "No estamos en contra de la minería, pero tiene que ser responsable".
Pérez, como muchos otros, perdió su casa en las inundaciones, y señaló coches sumergidos y casas derruidas. "De oro no vamos a vivir, y eso las generaciones futuras tienen que entenderlo".
En mayo, un joven de 17 años murió cuando su vehículo se precipitó a un pozo minero abandonado.
"Por aquí no era el camino", relata con tristeza su tía Norma Espejo. "Ese vuelco del auto es culpa de las cooperativas. Ya llevamos años peleando con las cooperativas".
Inversionistas chinos
El alcalde de Tipuani, Fernando Vera, confirmó que hay 15 cooperativas registradas en la zona. Pero dijo que, detrás de ellas, hay al menos seis grandes inversores extranjeros, la mayoría chinos.
"Vienen, trabajan y se van. Pedimos sus planes de trabajo, pero casi nunca los cumplen. Y, cuando queremos intervenir, el pueblo mismo las defiende", dice Vera a Entorno.
Vera, cooperativista y empresario, afirma que ha intentado hacer cumplir la ley, pero recibe poco apoyo. "Es como nadar contra la corriente".
La ciudad ha gastado casi 75 000 dólares en bombeos de emergencia, pero el agua sigue llegando. Los gigantescos estanques mineros se han convertido en fuentes constantes de filtraciones. Un puente ya ha sido arrasado.
Oro y ruinas
Los habitantes de Tipuani no piden que cese la minería; dependen de ella. Casi el 90 % de la población depende de la extracción de oro para sobrevivir. Lo que exigen es regulación, responsabilidad e infraestructuras básicas.
"Solo queremos que llenen las pozas y no dejen heridas abiertas", dice Viadez.
Mientras el Comité Cívico camina por lo que antes eran barrios, un jeep pasa a toda velocidad. Cuatro jóvenes chinos observan desde detrás de los cristales polarizados. Rara vez se los ve en las minas.
Ironías del destino: las casas alquiladas por algunos de esos chinos se han inundado, dicen los lugareños.
Fotografiar las minas es casi imposible. Los trabajadores se apresuran a intervenir. Pero los daños son visibles en todas partes: casas sumergidas, carreteras bloqueadas y residentes abandonados a su suerte ante la crecida de las aguas.
Veliz, el veterinario, ha enviado a su pareja y a su hijo a La Paz. Ahora duerme en las ruinas de un instituto técnico que resultó dañado, pero no destruido.
"Me quedé para cuidar de los gatos. Son lo único que me queda aquí", dice.