Sociedad
Perforación en busca de agua en una ciudad petrolera desértica de Venezuela
La corrupción y décadas de negligencia han dejado los grifos secos. Una crisis hídrica nacional está poniendo al descubierto el costo de la mala administración mientras millones de personas pagan el precio con cortes de agua diarios.
En Maracaibo, la capital petrolera de Venezuela, un frenesí de perforaciones ha dado lugar a docenas de nuevos pozos, pero el valioso líquido que se extrae es solo agua, no petróleo. Maracaibo, capital del estado occidental de Zulia y otrora epicentro del auge petrolero venezolano, fue también la primera ciudad del país en recibir el servicio eléctrico, servicio que ahora sufre cortes regulares. [Jhorman Cruz/AFP]
Por AFP |
MARACAIBO, Venezuela -- En Maracaibo, la capital petrolera de Venezuela, un frenesí de perforaciones ha dado lugar a docenas de nuevos pozos, pero el valioso líquido que se extrae es solo agua, no petróleo.
En un símbolo de los males de la economía venezolana en ruinas, la otrora floreciente ciudad petrolera de dos millones de habitantes no tiene agua.
Los analistas achacan la escasez nacional de agua potable a la corrupción y años de poca inversión y mala gestión por parte de los gobiernos nacionales y locales, lo que ha provocado frecuentes cortes de agua.
La oxidada infraestructura obligó a los venezolanos que intentaban proteger sus escuelas, casas, negocios, iglesias y centros de salud a cavar sus propios pozos, con un costo enorme.
![Un hombre llena un bidón de agua en el barrio Cardoncito 2 de la Comunidad Antonio Borjas en Maracaibo, estado Zulia, Venezuela. En la otrora próspera capital petrolera de Venezuela, la electricidad se corta durante horas, no hay gasolina y el agua está racionada durante días. [Alejandro Paredes/AFP]](/gc4/images/2025/07/03/51032-agua1-600_384.webp)
![Un hombre recoge agua de un pozo en el barrio Cardoncito 2, Comunidad Antonio Borjas, Maracaibo, estado Zulia, Venezuela. [Alejandro Paredes/AFP]](/gc4/images/2025/07/03/51033-agua2-600_384.webp)
Un pozo privado cuesta entre 1 000 y 6 000 dólares, una fortuna en el país caribeño afectado por las sanciones, donde el salario mínimo mensual es de unos 200 dólares.
Como resultado, las casas que vienen con un pozo ya construido y un generador (los venezolanos también viven con cortes de electricidad recurrentes) se venden a un mejor precio.
Si bien el racionamiento de agua ha estado vigente en las ciudades venezolanas durante años, la situación en Maracaibo se ha vuelto crítica, ya que las estaciones de bombeo se averían, las tuberías viejas tienen fugas y los embalses se están secando.
"Es una bendición"
A principios de 2025, durante más de un mes no salió agua de los grifos en algunos sectores de la ciudad.
Manuel Palmar y otras seis familias del barrio de clase media-baja de Ziruma vieron lo que se avecinaba hace cuatro años.
Cada uno pagó 2 500 dólares para construir un pozo de 12 metros de profundidad, que puede almacenar hasta unos 80 000 litros de agua de manantial cada semana.
Ahora, cuando Palmar abre el grifo, el agua sale a borbotones sin que le cueste nada.
El agua no es apta para beber debido a su alta salinidad (el agua salada del mar Caribe se filtra en el lago de Maracaibo, un lago costero utilizado como fuente de agua dulce), pero "es perfecta para lavar ropa y limpiar los inodoros", explicó.
"¡Es una bendición!" comentó el contador de 34 años.
Hay una solución para cada presupuesto.
Algunos residentes llenan bidones de 200 litros en estaciones de servicio oficiales o grifos comunitarios por 2 o 3 dólares.
Otros piden un carrotanque de agua para llenar el depósito de su edificio por entre 40 y 60 dólares.
Algunos incluso reciclan el agua producida por los omnipresentes aparatos de aire acondicionado de la ciudad tropical o recogen el agua de la lluvia.
Pero todas esas son soluciones temporales.
Agua potable salobre
En los últimos seis años, cada vez más residentes han comenzado a cavar pozos para garantizar su suministro a largo plazo en el futuro.
Gabriel Delgado ha construido unos 20 pozos en Maracaibo, incluyendo el de una clínica de enfermedades cardíacas y los de cuatro escuelas privadas.
Construyó uno en casa de su suegra: un cilindro de cemento gris, de un metro y medio de diámetro, enterrado bajo láminas de metal y rocas.
Las telarañas cuelgan justo por encima del nivel del agua, pero tan pronto como activa la bomba, el agua comienza a brotar.
Es cristalina, a diferencia del líquido amarillento que fluye de los grifos de la ciudad durante la temporada de lluvias, y Delgado lo bebe con entusiasmo.
Los venezolanos deben obtener una autorización de las autoridades sanitarias y ambientales antes de perforar un pozo, y una vez construido están obligados a proporcionar muestras de agua para analizarlas y garantizar que sea apta para el consumo.
Pero no todos se molestan.
Javier Otero, director del departamento de aguas municipales de Maracaibo, comentó a AFP que se había topado con pozos artesanales poco profundos construidos cerca de alcantarillas o barrancos contaminados.
"Algunas personas beben agua que no es potable, que es salobre", explicó.
El municipio ha construido siete pozos para abastecer a los barrios más pobres de Maracaibo.