Política

La deuda china atormenta a Venezuela mientras el país se dirige a las urnas

Venezuela le debe a China aproximadamente 10 mil millones de dólares, gran parte de los cuales debe pagarse con petróleo, la principal moneda de cambio de Venezuela.

Niños chinos ondean banderas a la llegada del barco hospital chino Arca de la Paz al puerto de La Guaira, Venezuela, el 22 de septiembre de 2018. [Federico Parr/AFP]
Niños chinos ondean banderas a la llegada del barco hospital chino Arca de la Paz al puerto de La Guaira, Venezuela, el 22 de septiembre de 2018. [Federico Parr/AFP]

Por Armando Solorzano |

CARACAS -- El principal candidato de la oposición en las elecciones presidenciales de Venezuela, Edmundo González, ha indicado que buscará unas relaciones «muy respetuosas» con China si gana al actual presidente, Nicolás Maduro, en las elecciones del 28 de julio.

"Se respetarán los compromisos que se han adquirido legalmente", afirmó González a finales de mayo, en medio de una campaña polémica.

Se refirió a la deuda multimillonaria que Venezuela ha acumulado con China durante las administraciones de Maduro y su predecesor, Hugo Chávez, quienes veían a Pekín como un aliado geopolítico crucial.

Venezuela le debe a China aproximadamente 10.000 millones de dólares, estiman los analistas. Gran parte de esta deuda debe pagarse con petróleo, el "oro negro" que sigue siendo la principal moneda de cambio de Venezuela a pesar de los cambios en el mercado global.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, y el presidente chino, Xi Jinping, caminan tras haber pasado revista a una guardia de honor en Pekín en enero de 2015. Maduro pidió entonces una nueva inyección de liquidez para apuntalar la economía venezolana. [Andy Wong/AFP]
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, y el presidente chino, Xi Jinping, caminan tras haber pasado revista a una guardia de honor en Pekín en enero de 2015. Maduro pidió entonces una nueva inyección de liquidez para apuntalar la economía venezolana. [Andy Wong/AFP]
El candidato presidencial de la oposición venezolana Edmundo González (izquierda) y la líder opositora María Corina Machado asisten a un mitin de campaña en Maracaibo, Venezuela, el 23 de julio. Venezuela celebrará elecciones presidenciales el 28 de julio. [Raúl Arboleda/AFP]
El candidato presidencial de la oposición venezolana Edmundo González (izquierda) y la líder opositora María Corina Machado asisten a un mitin de campaña en Maracaibo, Venezuela, el 23 de julio. Venezuela celebrará elecciones presidenciales el 28 de julio. [Raúl Arboleda/AFP]

Maduro, al proclamar el "socialismo del siglo XXI", ha priorizado la economía como componente central de la política exterior.

Desde que sucedió a Chávez en 2013, Maduro ha seguido alineándose con los regímenes autoritarios de China, Rusia e Irán.

González se ha mostrado algo reservado sobre su agenda internacional, pero sus antecedentes como diplomático de carrera, con amplia experiencia profesional e intelectual en relaciones exteriores, dejan entrever su posible enfoque.

“Mala unión”

La alianza chino-venezolana floreció durante la administración Chávez (1999-2013). Incluso cuando las dificultades económicas de Venezuela se hicieron evidentes durante esos 14 años, la asociación entre los dos países prosperó.

Pekín tendió una mano y Caracas correspondió facilitando la entrada de China en la geopolítica latinoamericana.

En 2014, elevaron su relación a una "asociación estratégica integral", uno de los niveles más altos de alianza alcanzable con China.

En un artículo publicado en el periódico español El Debate en noviembre pasado, el experto Alex Fergusson explicó que esta estrecha relación habia dado como resultado 450 acuerdos bilaterales, 80 proyectos conjuntos y 17 préstamos por un total de 62.200 millones de dólares.

Sin embargo, las cosas empezaron a cambiar cuando la administración de Maduro cayó en el "desorden", lo que resultó en una "gestión despilfarradora de recursos y una corrupción desenfrenada", escribió Fergusson en El Debate, citando a un funcionario chino anónimo.

Los chinos tuvieron que andar con cuidado con un socio que no cumplió con sus expectativas, señalan los analistas.

China y Venezuela están en una "mala unión", marcada por desacuerdos y conflictos, pero permanecen juntos porque cada uno "tiene algo que el otro necesita", indicó Fergusson.

En este contexto, afirmó, Pekín ha iniciado una retirada discreta, dejando atrás "cientos de miles de coches, motos, aparatos eléctricos y muchos otros aparatos sin garantías ni piezas de repuesto, así como grandes proyectos sin terminar".

Mientras tanto, Caracas no se atreve a quejarse, temiendo que China exija el pronto pago de su deuda, que está más allá de las capacidades de un país sumido en la ruina económica.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de China reafirmó recientemente su compromiso inquebrantable de "respetar la soberanía y la independencia de Venezuela".

"Un baño de sangre"

Como tal, los venezolanos acudirán a las urnas en medio de una atmósfera de polarización, incertidumbre y miedo.

Maduro ha advertido de "una guerra fratricida" y "un baño de sangre" si prevalece la oposición, particularmente la alineada con González.

La oposición ha enfrentado severos obstáculos a lo largo de la campaña electoral, una situación que generó críticas incluso de los aliados de Maduro, incluidos el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el presidente colombiano Gustavo Petro.

Uno de los puntos clave planteados es la condición de González de candidato improvisado. González, de 74 años, era relativamente desconocido en el país hasta hace unos meses.

La líder de la oposición María Corina Machado, que obtuvo más del 90% de los votos en las primarias de octubre, está haciendo campaña a favor de González para movilizar a los votantes.

Las autoridades electorales le impidieron presentarse a las elecciones alegando que no había incluido algunos vales de comida en su declaración de bienes.

La Corte Suprema de Venezuela confirmó la decisión, que Machado calificó de ilegítima, injustificada e inconstitucional.

Éxodo masivo

Si bien muchos jóvenes venezolanos que apoyan a la oposición mantienen la esperanza de que las próximas elecciones salgan bien, algunos dicen que están preparados para abandonar el país si Maduro asume un tercer mandato de seis años.

Según las encuestas, si la población sigue insatisfecha con los resultados de las elecciones, podría marcar el comienzo de un nuevo capítulo en el éxodo masivo.

"La alternativa es irse a otro lugar a buscar una vida mejor", comentó a CNN Ambar Leáñez, firme partidaria de la oposición.

Desde 2017, la crisis económica, política y social del país ha empujado a 7,7 millones de venezolanos (una cuarta parte de la población) a huir a otros países, lo que marca el mayor éxodo jamás presenciado en Latinoamérica.

La mayoría, 6,6 millones de venezolanos, se han reasentado en varios países latinoamericanos: Colombia se ha convertido en el hogar de 2,8 millones, Perú ha proporcionado refugio a 1,5 millones y en Brasil, Chile y Ecuador, la población venezolana asciende a aproximadamente 400.000 cada uno.

Sin embargo, debido a la abrumadora presión que sufren los países vecinos, y a la desafortunada xenofobia en algunos casos, muchos otros han desviado su mirada hacia países como Estados Unidos y España, en busca de oportunidades para una vida mejor.

Julio César Pérez, quien el 19 de julio se unió a las protestas de la oposición "Vecinos por Venezuela" en Maracay, describió el futuro en términos crudos.

"Para mí, es el cambio o la [brecha] del Darién", declaró a CNN, refiriéndose a la notoriamente peligrosa ruta migratoria entre Colombia y Panamá.

¿Le gusta este artículo?


Captcha *