Medio Ambiente
Comunidades colombianas con sed a lo largo del Amazonas
El departamento de Amazonas en Colombia enfrenta su peor crisis climática, mientras que pueblos peruanos reportan escasez de alimentos y Brasil declara atravesar una "situación crítica" por incendios forestales.
Por AFP |
Con botellas de seis litros a cuestas, miembros de la comunidad indígena yagua de Colombia caminan por el lecho seco de un brazo del poderoso Amazonas.
En la región de las Tres Fronteras, donde Colombia limita con Brasil y Perú, el caudal en algunos puntos del río más grande del mundo por volumen se ha reducido en un 90 %, lo cual dejó grabado un desierto de arena marrón con ondas.
Cerca de la ciudad fronteriza colombiana de Leticia, los 600 habitantes de una aldea yagua se encontraron contemplando una playa temporal de 1 kilómetro de ancho.
Antes de que los dos brazos más pequeños del Amazonas que pasan por Leticia comenzaran a secarse hace casi cuatro meses, a los aldeanos les tomaba solo unos 15 minutos llegar a las orillas del río.
Ahora tienen que caminar durante dos horas bajo un sol abrasador para llegar al punto de atraque de las embarcaciones que transportan alimentos, combustible y agua potable en la única ruta de entrada y salida de la selva.
"Este momento es muy difícil", dijo Victor Fracelino, un yagua de 52 años, a AFP, mientras cargaba hacia su casa una botella de 5 litros de agua donada por el estado para ayudar a saciar la sed de los residentes de la la selva tropical más grande del mundo.
"A veces nos quedamos atascados en la arena", comentó, jadeando.
La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) de Colombia culpa a la peor sequía del Amazonas en casi 20 años a la dramática reducción del río en la región de las Tres Fronteras.
"Para muchas de estas comunidades el único medio de transporte es el río y, al secarse los afluentes, quedan completamente aisladas", declaró el director de la UNGRD, Carlos Carrillo.
"La peor crisis climática"
El gobernador del departamento colombiano de Amazonas, una extensión de bosque de 109 000 kilómetros cuadrados, señaló que la sequía era "la peor crisis climática" jamás vista en la zona.
Esto coincide con la peor temporada de incendios forestales en el Amazonas en casi 20 años, según el observatorio climático europeo Copernicus.
Del lado peruano de la frontera, varios pueblos han reportado escasez de alimentos.
Del lado brasileño, asfixiado por los humos de los incendios, las autoridades han declarado una "situación crítica", siendo especialmente preocupante el bajo nivel de agua en una central hidroeléctrica que genera el 11 % de la electricidad del país.
Las dificultades logísticas han provocado que el precio de los bienes básicos, incluido el combustible, se haya disparado. Los pescadores se ven obligados a viajar río arriba cada vez más para lanzar sus redes.
"Si miras a lo largo del río, donde quiera que vayas, está seco", indicó Roel Pacaya, un pescador de 50 años de la ciudad de Puerto Nariño.
María Soria, una mujer yagua que se gana la vida vendiendo artesanías en la isla de los Micos, una reserva natural en la Amazonía colombiana, teme que pronto "todo el río empiece a secarse".
"Le pido a Dios que revierta la situación, para que podamos vivir como antes", rogó esta mujer de 55 años, vestida con un tradicional tocado de plumas azules y con el pecho cubierto de fibra de palma para bailar para un pequeño grupo de turistas.
"Dejarse llevar"
Incluso para aquellos que todavía tienen acceso al río, las cosas no son fáciles.
Eudocia Morán, de 59 años, comentó que se siente prisionera de las aguas ahora estancadas del Amazonas que se encuentran a pocos metros de su casa.
Los viajes de compras a Leticia, a unos 48 kilómetros río abajo, se han vuelto cada vez más raros y los operadores de embarcaciones temen quedarse varados en la arena.
Morán, líder de la comunidad indígena ticuna, está convencido de que la solución es el regreso a la tierra.
En lugar de depender de un flujo cada vez más lento de turistas, explica que la única manera de sobrevivir es "sumergirse completamente en la agricultura".
En un jardín regado por una pequeña franja de río, cultiva mandioca, frijoles, maíz y frutas.
"Les digo a todos que tenemos que seguir la corriente de los tiempos porque lo único que podemos hacer es aprender a vivir".