Economía
La creciente influencia de China en Argentina genera preocupaciones de dependencia
Una delegación china de alto nivel visitó Argentina con el objetivo de reforzar el control de Pekín sobre sectores clave, lo que ha avivado los temores sobre su influencia creciente y la pérdida de soberanía.
![Clientes pasan frente a un supermercado chino en el Barrio Chino de Buenos Aires el 10 de mayo. A medida que la huella china se expande por Argentina, desde la infraestructura hasta los bienes de consumo, su creciente presencia genera debate sobre la profundización de su influencia y la erosión de la soberanía nacional. [Meng Dingbo/Xinhua vía AFP]](/gc4/images/2025/05/29/50595-argentina-600_384.webp)
Por Analía Rojas |
BUENOS AIRES -- Una visita de alto nivel de ejecutivos empresariales chinos a Argentina ha reavivado las preocupaciones sobre el creciente control de Pekín sobre sectores estratégicos de la economía del país.
Encabezada por Ren Hongbin, alto funcionario del Partido Comunista y presidente del Consejo de China para la Promoción del Comercio Internacional, la delegación discutió asuntos económicos el 7 de mayo con funcionarios y líderes empresariales argentinos, prometiendo cooperación e inversiones futuras.
Pero para muchos en Argentina, esto no fue un gesto diplomático. Fue una jugada calculada en el juego a largo plazo de China: afianzarse en infraestructuras clave, sectores financieros e industriales de la tercera economía más grande de América Latina.
Aunque los funcionarios chinos situaron el viaje en el marco de una continuación de las relaciones de amistad sino-argentinas, los analistas y figuras de la oposición advirtieron que los acuerdos en discusión reforzarían la influencia de Pekín sobre la soberanía argentina.
![Ren Hongbin, presidente del Consejo Chino para la Promoción del Comercio Internacional, se dirige a la ceremonia de inauguración del Pabellón de China en la Expo de Osaka, en Japón. [Jia Haocheng/Xinhua vía AFP]](/gc4/images/2025/05/29/50597-argentina2-600_384.webp)
Sectores estratégicos bajo control chino
La delegación china representó una muestra representativa del creciente poder económico de Pekín. Entre ellos se encontraban: Sinograin Oils, una importante comercializadora estatal de granos; China Co-Op Group, que controla más de 13 millones de toneladas de capacidad de almacenamiento de granos; Power Construction Corporation of China, constructora del Parque Solar Cauchari en Jujuy; y China Railway Construction Corporation, que ya ha ejecutado más de mil millones de dólares en proyectos ferroviarios en Argentina.
A ellos se unieron gigantes corporativos como Hisense, que vende productos electrónicos fabricados en China en toda Argentina; ZTE, un gigante de las telecomunicaciones vinculado a Radio Victoria en Tierra del Fuego; y el Banco Industrial y Comercial de China, uno de los bancos más grandes del mundo por capitalización bursátil. Según informes, Chery International, el fabricante de automóviles chino, está ultimando los planes para construir una fábrica en Córdoba.
Estas empresas buscan más que solo participación en el mercado; aspiran a dominar sectores que Argentina no puede permitirse perder ante propiedad extranjera: cadenas de suministro de alimentos, energía renovable, transporte, telecomunicaciones y banca, según los economistas.
Sólo en el primer trimestre de 2025, China representó el 24,7% de las importaciones de Argentina.
Dependencia económica, influencia política
Un mes antes de la llegada de la delegación, el 10 de abril, el banco central de China renovó un swap de divisas de 5 000 millones de dólares con el Banco Central de Argentina, un acuerdo presentado como un salvavidas financiero para un país agobiado por la inflación y la disminución de las reservas. Sin embargo, hasta la izquierda política argentina ha condenado el acuerdo, advirtiendo que profundiza la dependencia estructural de Pekín.
"Más deuda, más sumisión", declaró La Izquierda Diario, una publicación de izquierda que advirtió sobre términos opacos y condiciones políticas ocultas.
Publicado el 10 de abril, el artículo advertía que la "desesperada necesidad de reservas y la creciente presión de los mercados financieros internacionales llevan al gobierno a aceptar condiciones que profundizan la dependencia".
Al mismo tiempo, afirmó que "la deuda externa fraudulenta sigue siendo el principal mecanismo de saqueo y dominación, profundizando aún más el atraso económico y social del país."
Un informe de enero de 2023 de Fundar, un centro de estudios argentino, reforzó estas preocupaciones, advirtiendo que si bien las tasas de interés de los préstamos chinos a veces pueden ser más bajas que las de los mercados internacionales, las condiciones asociadas, incluidos los derechos exclusivos de licitación y el uso de activos estratégicos como garantía, ponen en peligro la soberanía económica de Argentina.
Industria nacional al límite
A medida que China fortalece su posición, las industrias locales están dando la voz de alarma. El sector de la construcción naval argentina ha advertido que una propuesta afluencia de navíos chinos usados podría destruir los astilleros nacionales y costar cientos de empleos. Los líderes de la industria automotriz local se muestran recelosos de la posible planta de Chery, por temor a la competencia desleal y la pérdida de puestos de trabajo.
Mientras tanto, las pequeñas y medianas empresas, que ya tenía problemas, se enfrentan ahora a una oleada de productos chinos baratos y producidos en masa que podrían acabar con segmentos enteros del mercado.
Atrapada entre la desesperación económica y los juegos de poder globales, Argentina enfrenta decisiones difíciles. El desarrollo de infraestructura y la inversión extranjera siguen siendo vitales, pero tienen un costo. Sin reglas más claras y una supervisión más estricta, el país corre el riesgo de convertirse en un peón en el tablero de ajedrez global de Pekín.
El interés de China en puertos, redes eléctricas y redes de telecomunicaciones no se solamente un asunto comercial. Estos activos tienen un peso estratégico a nivel militar, diplomático y económico.
Al ocultar estas ambiciones bajo el lenguaje del comercio y la amistad, Pekín enmascara un objetivo más profundo: consolidar su presencia en el futuro de Latinoamérica.