Diplomacia
Conferencia en Argentina destaca las preocupaciones sobre China en Latinoamérica
Beijing está pasando de tácticas suaves a tácticas coercitivas al ejercer su voluntad sobre Latinoamérica, dicen los observadores, y la próxima conferencia de defensa en Mendoza probablemente abordará esas preocupaciones.
Por Analía Rojas |
BUENOS AIRES – La XVI Conferencia de Ministros de Defensa de las Américas, que se celebrará del 13 al 16 de octubre en Mendoza, Argentina, tendrá lugar en medio de crecientes preocupaciones por los conflictos transnacionales en Ucrania y Medio Oriente y la creciente influencia de China en América Latina.
Si bien la agenda del evento incluye temas como el crimen organizado, la ciberdefensa y la asistencia humanitaria, persisten preocupaciones sobre la creciente influencia de China en sectores clave como la educación y la tecnología.
Las iniciativas de "soft power" de China son percibidas cada vez más como una amenaza compleja para la soberanía de las naciones latinoamericanas.
Instituciones como los Institutos Confucio, el Fondo de Cooperación China-ALC, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) y el Centro de Innovación China-Brasil han estado bajo escrutinio.
Originalmente establecidos para promover el idioma y la cultura chinos, los Institutos Confucio han sido criticados en Estados Unidos y Europa por difundir la propaganda del Partido Comunista Chino y facilitar el espionaje industrial.
En cambio, estas instituciones han operado en América Latina sin generar un debate público relevante.
El investigador Marcos Falcone, de la Fundación Libertad, menciona un estudio de la Universidad de la República del Uruguay en su libro “China en América Latina: La otra cara de la moneda”, (2024).
"Está claro que los Institutos Confucio persiguen objetivos alineados con la política exterior de China", señala Falcone.
"La cultura y el idioma chinos se presentan bajo la óptica de la ideología y el liderazgo comunistas", afirmó.
Las académicas Nahir Miner y Karen Gómez realizaron una investigación titulada "El poder blando chino en Argentina a través de los Institutos Confucio", publicada en la edición de julio-diciembre de la Revista de Integración y Cooperación Internacional de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina.
Su estudio reveló que los Institutos Confucio no sólo promueven el idioma y la cultura chinos, sino que también permiten al régimen chino ejercer influencia política.
En Argentina, los Institutos Confucio en universidades como la de Buenos Aires, la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Nacional de Córdoba han fortalecido las conexiones académicas. Sin embargo, han suscitado preocupaciones sobre sus objetivos subyacentes, especialmente en el contexto de las tensiones geopolíticas actuales.
Ambas investigadoras sostienen que, si bien la creciente influencia china tiene como objetivo oficial mejorar las relaciones con los países anfitriones, podría estar encubriendo una estrategia de control, lo que genera inquietudes sobre la soberanía y la libertad académica.
Realidad frente a retórica
Aunque el gobierno de Javier Milei ha adoptado una postura firme contra el comunismo y la influencia china, los desafíos económicos de Argentina han complicado los esfuerzos por lograr una desvinculación significativa de China.
Dos décadas de dependencia económica de China, derivada de acuerdos previos que facilitaron inversiones chinas en sectores clave como energía, transporte y extracción de litio, entre otros, han impactado significativamente a Argentina.
Proyectos como las represas hidroeléctricas de Santa Cruz, financiadas en un 85% con capital chino y que se espera que suministren el 3% de la energía del país, ejemplifican esta creciente influencia.
La reunión entre la ministra de Relaciones Exteriores de Argentina, Diana Mondino, y su homólogo chino, Wang Yi, en Nueva York, el 25 de septiembre, subrayó esta contradicción.
A pesar de la dura retórica del gobierno de Milei, Mondino subrayó la importancia del comercio con Beijing y expresó su apertura a nuevas inversiones chinas.
Esta situación refleja la difícil situación de Argentina: aunque podría rechazar el modelo político chino, sus urgentes necesidades económicas la obligan a cooperar.