Ciencia y Tecnología

Los BRICS impulsan la cooperación científica, pero el éxito está lejos de estar garantizado.

China tiene un peso científico abrumador en comparación con todos los demás miembros, mientras que varios países del BRICS tienen poco interés en la libre investigación.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, participa en la ceremonia inaugural de la Primera Reunión de Sherpas de la Presidencia brasileña del BRICS, celebrada en Brasilia en febrero. Los sherpas del BRICS son altos funcionarios gubernamentales designados por sus respectivos países para representarlos en las negociaciones diplomáticas y los trabajos preparatorios previos a las cumbres y reuniones del BRICS. [Ton Molina/NurPhoto vía AFP]
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, participa en la ceremonia inaugural de la Primera Reunión de Sherpas de la Presidencia brasileña del BRICS, celebrada en Brasilia en febrero. Los sherpas del BRICS son altos funcionarios gubernamentales designados por sus respectivos países para representarlos en las negociaciones diplomáticas y los trabajos preparatorios previos a las cumbres y reuniones del BRICS. [Ton Molina/NurPhoto vía AFP]

Por Andreia Lobato |

RIO DE JANEIRO -- Las ambiciones de liderazgo científico mundial de los Estados miembros del BRICS pueden chocar con la dura realidad.

Brasil asumió la presidencia rotatoria de un año de duración del BRICS el 1º de enero, liderando el bloque en un momento de expansión y renovado énfasis en la cooperación científica y tecnológica.

El nombre del bloque representa a los primeros miembros: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Desde Brasilia, las autoridades han puesto en marcha iniciativas destinadas a impulsar la integración en ámbitos como la inteligencia artificial (IA), la neurociencia y la ciencia abierta, al tiempo que refuerzan la relevancia del bloque en la escena internacional.

El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira (izquierda), y el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, posan antes de la "foto familiar" durante la reunión de ministros de Relaciones Exteriores del BRICS celebrada en Río de Janeiro el 29 de abril. [Pablo Porciuncula/AFP]
El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Mauro Vieira (izquierda), y el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, posan antes de la "foto familiar" durante la reunión de ministros de Relaciones Exteriores del BRICS celebrada en Río de Janeiro el 29 de abril. [Pablo Porciuncula/AFP]

Sin embargo, detrás de la retórica de la colaboración, las contradicciones ponen en tela de juicio la verdadera naturaleza del proyecto BRICS.

Un BRICS más ambicioso y expandido

El grupo dio la bienvenida a cinco nuevos miembros en 2024 (Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Arabia Saudita), lo que refleja los esfuerzos por consolidar al BRICS como contrapeso mundial, incluso en el ámbito de la ciencia y la tecnología.

Indonesia se convirtió en el undécimo miembro en enero.

Brasil lidera ahora una agenda cargada con más de 100 reuniones ministeriales en la primera mitad del año, que culminará con una cumbre en Río de Janeiro los días 6 y 7 de julio. Oficialmente, el objetivo es fortalecer los lazos entre los países del Sur Global y promover un modelo más inclusivo de gobernanza mundial.

Pero bajo el discurso inclusivo, las iniciativas de los BRICS en materia de ciencia a menudo se alinean con los intereses geopolíticos de China y Rusia en lugar de con un compromiso compartido con el conocimiento como bien público.

El presidente ruso, Vladimir Putin, por ejemplo, propuso la creación de una alianza internacional para la IA durante un discurso pronunciado en diciembre, situando a los países BRICS en el centro de la iniciativa. En sus declaraciones, criticó el dominio de Estados Unidos en el establecimiento de normas para la IA.

Desequilibrios de poder y cooperación cuestionada

Los miembros del BRICS se enfrentan a profundas desigualdades. China, el motor científico y tecnológico del bloque, suele desempeñar un papel central., mientras que países como Etiopía e incluso Brasil luchan con capacidades limitadas. Según los analistas, estos desequilibrios podrían convertir a los miembros más débiles en seguidores en lugar de verdaderos socios.

El propio concepto de ciencia abierta, que Brasil promueve actualmente, se enfrenta a retos dentro del bloque. Algunos Estados miembros restringen el acceso a los datos, censuran las publicaciones científicas o persiguen a los investigadores.

En China, diversos informes han documentado la censura de temas delicados como la salud pública, el medio ambiente y la política.

Al mismo tiempo, en Rusia, la colaboración científica con Occidente ha disminuido drásticamente desde la invasión de Ucrania y las autoridades han tomado medidas enérgicas contra los investigadores acusados de trabajar con agentes extranjeros.

El liderazgo de Brasil sometido a presión

Como presidente del BRICS en 2025, Brasil busca mejorar su posición mundial y reforzar su liderazgo en el Sur Global. Sin embargo, su limitado presupuesto para la ciencia y su dependencia de los acuerdos internacionales podrían socavar su autonomía.

Con la creciente influencia de China sobre la dirección del bloque, Brasil podría verse obligado a ejecutar agendas ajenas más que a definir la suya propia.

A pesar de la retórica grandilocuente, el camino hacia una cooperación científica equitativa dentro del BRICS sigue lleno de contradicciones y condicionado por la geopolítica.

¿Le gusta este artículo?


Captcha *