Economía
Los proyectos de infraestructura de China proyectan la sombra de la corrupción sobre Colombia
La llamada Nueva Ruta de la Seda representa una "forma moderna de colonialismo" disfrazada, dicen los analistas.
Por Andrés Pachón |
BOGOTÁ – La inversión y el desarrollo de proyectos de infraestructura por parte de China en Latinoamérica y Colombia representan una amenaza significativa en términos de corrupción y repercusiones económicas invisibles, según los expertos.
Los proyectos de infraestructura liderados por empresas estatales chinas tienen como objetivo sostener la influencia global de Beijing, incluso a costa de una agitación regional, advirtió Francisco Santos, exvicepresidente de Colombia y exembajador de Colombia en Washington, en una entrevista con Entorno.
Uno de esos proyectos de infraestructura es el proyecto del Metro de Bogotá, ahora en construcción por un consorcio chino.
El 16 de octubre de 2019, Bogotá adjudicó el contrato del primer tramo del metro elevado de la ciudad a China Harbour Engineering Company (CHEC) y Xi'an Metro Company, ambas de propiedad de Beijing.
El consorcio consiguió la licitación mediante ofertas inferiores a las de dos rivales.
Ofertó 13.800 millones de pesos (aproximadamente 3.100 millones de dólares).
El proyecto del Metro de Bogotá abarca 23,9 km y su comienzo estaba inicialmente previsto para 2020. Sin embargo, la construcción no comenzó hasta agosto de 2021, plagada de múltiples retrasos y acusaciones de corrupción durante el proceso de adjudicación del contrato.
Bogotá, hogar de casi 8 millones de habitantes, sigue siendo una de las pocas capitales latinoamericanas sin un sistema de metro.
La primera fase está diseñada para transportar 72.000 pasajeros por hora utilizando 20 trenes.
A pesar del respaldo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones, persisten las preocupaciones sobre la falta de experiencia de CHEC y Xi'an Metro en la construcción del metro.
Preocupación por la seguridad de los datos
Los riesgos se extienden más allá de los retrasos en la construcción, afirmó Santos. China operará el sistema de metro durante 25 años tras la finalización de su primera fase, prevista para principios de 2028.
Esta operación a largo plazo plantea importantes preocupaciones sobre los datos de los usuarios.
"Todos los datos de los usuarios del Metro de Bogotá serán digitalizados y respaldados por sistemas de reconocimiento facial", explicó Santos. "Si bien esta información aparentemente será manejada por el gobierno colombiano, el verdadero beneficiario será sin duda China, como operador del sistema".
Santos advirtió además sobre el historial de China en el aprovechamiento de datos.
"Los chinos siempre se aseguran de que exista una puerta trasera que les concede acceso a esta información. La utilizan no sólo en aplicaciones militares sino también en el avance de la inteligencia artificial y otros esfuerzos más cuestionables", advirtió.
Estos desarrollos están estrechamente relacionados con la Belt and Road Initiative (BRI) china, lanzada en 2013, señaló.
También conocida como la Nueva Ruta de la Seda, la BRI es una estrategia de inversión multimillonaria destinada a ampliar el alcance del comercio global de China mediante la construcción de infraestructura de transporte, incluidos proyectos clave en Latinoamérica.
Hasta la fecha, más de 100 países se han sumado a la iniciativa. Colombia podría hacerlo pronto, ya que Bogotá y Beijing establecieron recientemente un grupo de trabajo para explorar la participación potencial de la nación en la BRI.
"Hemos formado un grupo de trabajo conjunto para generar consenso y, dentro de un plazo razonable, explorar la posible adhesión de Colombia a la [BRI]", anunció el 10 de octubre el Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Luis Gilberto Murillo, en Beijing.
Prácticas negligentes
Colombia se ha convertido en el epicentro de grandes proyectos de infraestructura liderados por empresas estatales chinas.
Entre ellos se encuentra el Regiotram de Occidente, un sistema de tren ligero diseñado para conectar Bogotá con los municipios cercanos. Está siendo construido por la China Civil Engineering Construction Corporation (CCECC).
La CCECC está siendo objeto de investigación por soborno, lavado de dinero y otras presuntas irregularidades en Perú, Nigeria, Georgia y al menos otros siete países.
Otra iniciativa importante es la Autopista al Mar 2, una vía de 254 kilómetros de longitud diseñada para conectar Medellín con el Golfo de Urabá en Antioquia.
CHEC, la firma que lidera la construcción de ese proyecto y del metro de Bogotá, ha enfrentado acusaciones de corrupción, mala gestión, materiales deficientes e irregularidades en zonas protegidas.
Estos problemas han surgido en Bolivia, Costa Rica, Honduras, Jamaica y varios otros países donde participa en importantes proyectos de infraestructura.
China ha conseguido contratos para importantes proyectos de infraestructura en Colombia en los últimos años haciendo ofertas sustancialmente inferiores a las de sus competidores, una estrategia que compensada posteriormente por sobrecostos o acuerdos operativos a largo plazo, como en el caso del Metro de Bogotá.
Juana Afanador, socióloga y líder del comité de vigilancia ciudadana del proyecto del metro, calificó la aceptación por parte de Colombia de ofertas chinas increíblemente bajas como "dañina y arriesgada".
"El resultado es que los sobrecostos durante la construcción terminan compensando la baja oferta inicial", afirmó.
En diálogo con Entorno, Afanador destacó irregularidades durante el proceso de licitación del primer tramo del metro, alegando colusión a favor de CHEC.
"Cuando se adjudicó el contrato a CHEC, los otros dos postores ya se habían retirado, lo que generó serias preocupaciones sobre la transparencia", argumentó.
Afanador también señaló los desafíos para fomentar un debate informado sobre el proyecto del metro debido a los intereses políticos que lo rodean.
"El historial legal de CHEC en otros países, marcado por sobrecostos y sobornos, es profundamente preocupante y revela una empresa no digna de confianza", afirmó Afanador.
La capacidad de CHEC para seguir ganando licitaciones amañadas "representa una forma moderna de colonialismo disfrazada de Nueva Ruta de la Seda", indicó.
Bueno, por lo menos sabemos que los chinos respetan la vida, quien ha podido viajar a china, sabe que no roban, ni matan como en Colombia. Sabemos, que si hay sobrecostos y corrupción por
Cuando la "fuente" es un personaje corrupto, que habla de corrupción quien es el idiota útil... El periodista...
Pacho Santos es un lambon
Me parece sesgado. Y las evidencias son cirvustqnviales.
A la derecha todo le parece malo porque no lo hacen ellos, cómo ya ocurrió con Odebrecht, eso sí est bien, Pacho Santos, y como lo hizo con centros poblados ID, eso es mejor, el que paga las consecuencias de todo estos actos de corrupción sigue siendo el PP.
Muy interesante la argumentación del texto referente a la corrupción que se presenta en las colosales obras de infraestructura en Colombia y Latinoamerica..