Medio Ambiente
"Nos vamos a hundir": Cientos de personas abandonan su hogar en una isla del Caribe
Las tranquilas costas caribeñas, que antaño fueron paraísos serenos, se enfrentan ahora a una amenaza: la subida de la marea, un recordatorio implacable del impacto del cambio climático en estas islas idílicas.
AFP |
CARTÍ SUGTUPU, Panamá -- En una diminuta isla del Caribe, cientos de personas se preparan para empacar y mudarse para escapar de la subida de las aguas que amenaza con sumergir sus viviendas.
Rodeada de aguas cristalinas, la isla de Carti Sugtupu, frente a la costa norte de Panamá, apenas tiene un centímetro de sobra, con casas pegadas unas junto a otras, algunas sobresaliendo del mar sobre pilotes.
La comunidad indígena de la isla, de menos de 2.000 personas, sobrevive a duras penas sin agua potable ni higiene.
Viven de la pesca, la cosecha de cultivos ricos en almidón como la mandioca y el plátano, la producción textil tradicional y un poco del turismo.
No es una vida fácil, el calor intenso y la falta de servicios públicos se suman a la incomodidad del hacinamiento en una isla del tamaño de cinco campos de fútbol.
Y ahora, el aumento del nivel del mar inducido por el cambio climático amenaza con hacer la vida aún más difícil.
Con las casas ya inundadas de forma regular, los expertos afirman que el mar engullirá Carti Sugtupu y docenas de islas vecinas en la región de Guna Yala a finales de siglo.
Cuarenta y nueve islas están pobladas y el resto se encuentra a menos de un metro sobre el nivel del mar.
"Hemos notado que la marea ha subido", dijo a la AFP la maestra jubilada Magdalena Martínez, de 73 años, mientras bordaba un tucán colorido en una tela "mola" tradicional del pueblo Guna en Carti Sugtupu.
"Creemos que nos vamos a hundir, sabemos que va a ocurrir", dijo.
Martínez es uno de los cientos de habitantes de la isla que esperan trasladarse pronto a un asentamiento en Panamá continental recién construido por el gobierno, una medida que puede salvar a los isleños pero que pone en peligro su cultura y su modo de vida.
"Esto cambiará bastante nuestro estilo de vida", dijo Martínez. Pero, añadió, "no cambiará nuestro espíritu, no cambiará nuestros hábitos".
" La realidad es que con la subida del nivel del mar como consecuencia directa del cambio climático, casi todas las islas van a quedar abandonadas a finales de este siglo", declaró a la AFP Steven Paton, científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, con sede en Panamá.
“No hay espacio”
En Carti Sugtupu no hay agua potable, y los residentes tienen que salir en botes a recogerla de los ríos o comprarla en tierra firme.
Pocos tienen acceso seguro a la electricidad. La mayoría de los residentes reciben unas pocas horas de electricidad al día de un generador público. Unos pocos tienen paneles solares que alimentan sus casas construidas de zinc y madera, con suelos de tierra.
Ninguno dispone de baños propios, y los residentes deben recurrir a cubículos comunales en los extremos de los muelles, donde unas tablas de madera encaramadas sobre el mar sirven de letrinas.
"No hay espacio para ampliar las viviendas ni para que jueguen los niños", afirma Human Rights Watch en un reciente informe sobre la isla.
"Las inundaciones y tormentas han hecho la vida aún más difícil... afectando a la vivienda, el agua, la salud y la educación. Se prevé que estas condiciones meteorológicas extremas sean cada vez más frecuentes a medida que se acelere la crisis climática".
Tras años de promesas y demoras, el gobierno ha anunciado que a finales de este año o principios de 2024 estará listo para trasladar a las familias a tierra firme, a 15 minutos en barco, donde ha construido un nuevo barrio que incluye una escuela.
"Estamos construyendo 300 viviendas para 300 familias, con una media de cinco personas por familia", declaró a la AFP Marcos Suira, director nacional de Ingeniería y Arquitectura del Ministerio de Vivienda y Ordenación del Territorio.
"Es un plan piloto".
Cada familia dispondrá de 300 metros cuadrados, incluida una casa de dos dormitorios, agua potable y electricidad, según el gobierno.
Braulio Navarro, profesor residente de 62 años, declaró a la AFP que tiene que cruzar la isla todas las mañanas para ir al baño.
Está impaciente por mudarse.
"No me queda más remedio que ir en busca de una mejor calidad de vida", afirma Navarro.
"Sé que habrá electricidad las 24 horas, habrá ventiladores y aire acondicionado, será muy beneficioso para mi familia".