Sociedad

Los guatemaltecos recurren a la agricultura como estrategia contra la migración

Algunos emprendieron el viaje, soportando el maltrato de los traficantes de personas, mientras que otros fueron detenidos y deportados. Ahora están decididos a quedarse y hacer que funcione.

La campesina Rebeca Pérez, de 28 años, colecta los huevos que luego venderá en el municipio de Santa María Nebaj, departamento de Quiché, Guatemala. Pérez apuesta por este emprendimiento avícola para evitar emigrar a Estados Unidos. [Johan Ordoñez / AFP]
La campesina Rebeca Pérez, de 28 años, colecta los huevos que luego venderá en el municipio de Santa María Nebaj, departamento de Quiché, Guatemala. Pérez apuesta por este emprendimiento avícola para evitar emigrar a Estados Unidos. [Johan Ordoñez / AFP]

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NEJAB, Guatemala -- Entre el revoloteo de las gallinas en el corral, Rebeca recoge diligentemente los huevos destinados a la venta en su aldea indígena del norte de Guatemala.

Su determinación por prosperar refleja su firme voluntad de evitar la emigración a Estados Unidos, algo que sus dos hermanos hicieron mientras luchaban contra la pobreza.

Mientras muchos otros habitantes del municipio maya de Santa María Nebaj, en el departamento de Quiché, se han ido, Rebeca Pérez, una madre soltera, se mantiene firme y opta por quedarse y sacar adelante a sus hijos de 8 y 11 años con su granja avícola.

Vestida en un colorido atuendo indígena, esta mujer de 28 años explica que "aquí puedes ganarte la vida, no sólo allí [en Estados Unidos]; aquí también hay muchas oportunidades", en una entrevista con la AFP.

El campesino Edwin López lee un libro a su hijo Dylan, de cuatro años, en el municipio de San Juan Cotzal, Guatemala. López, como otros guatemaltecos, está apostando por ganarse la vida en su país en vez de emigrar para escapar de la pobreza. [Johan Ordoñez / AFP]
El campesino Edwin López lee un libro a su hijo Dylan, de cuatro años, en el municipio de San Juan Cotzal, Guatemala. López, como otros guatemaltecos, está apostando por ganarse la vida en su país en vez de emigrar para escapar de la pobreza. [Johan Ordoñez / AFP]

Rebeca, junto con Jacinto Pérez y Edwin López, forma parte de los 250 agricultores que participan en un programa organizado por Save the Children en 2020. Esta iniciativa abarca siete municipios de Quiché y ofrece a los participantes formación sobre técnicas de producción agrícola, marketing y comercialización.

Este proyecto, una colaboración entre la ONG y los Ministerios de Agricultura y Educación de Guatemala, ha recibido apoyo financiero de Estados Unidos. Su principal objetivo es garantizar el bienestar nutricional de los niños de Quiché, una de las regiones más empobrecidas del país, promoviendo la venta de productos de origen local en las escuelas.

Jacinto cultiva tomates y otras hortalizas en Nebaj, que después suministra a diez escuelas. Mientras tanto, en el municipio adyacente de San Juan Cotzal, Edwin se centra en la venta de pollos, así como en el cultivo de maíz y frijoles, utilizando semillas mejoradas proporcionadas por la ONG.

A pesar de la pobreza que afecta al 59% de los 17 millones de habitantes del país y de la violencia delictiva que impulsa un éxodo continuo e ilícito hacia Estados Unidos, ninguna de estas personas se plantea un futuro fuera de Guatemala.

En 2022, Estados Unidos deportó a 40.713 guatemaltecos, una cifra que duplica con creces la del año anterior.

"Optando por luchar aquí"

Edwin lo intentó en 2018, cuando tenía 33 años y acababa de perder su trabajo como profesor.

"Impulsado por la necesidad, tomé el viaje con el objetivo de llegar a Estados Unidos. Ellos [los traficantes de personas] te transportan clandestinamente, tratándote como a un esclavo, sin descanso ni sustento", narra a la AFP.

No obstante, fue detenido por las autoridades estadounidenses y pasó 27 días detenido antes de ser deportado. "Teniendo en cuenta todo lo que pasé allí (...), yo, por mi parte, no tenía ganas de volver. Prefiero luchar aquí", señala.

El viaje no ha sido fácil. Su casa quedó destrozada por los huracanes Eta e Iota en 2020. Sin embargo, se esforzó en construir una nueva, de madera. Es su hogar donde vive junto con su esposa y sus dos hijos, de 13 y 4 años.

En el terreno montañoso de San Juan Cotzal, los educadores de Save the Children buscaron a Edwin para invitarlo a participar en debates sobre la conservación del suelo, el uso de fertilizantes e incluso las implicaciones del cambio climático.

En Nebaj, en la Escuela Técnica de Campo para la Alimentación Escolar (ETCAE) creada en 2023 gracias al programa, Rebeca adquirió conocimientos sobre la prevención de enfermedades de las gallinas, la mejora de la producción de huevos y el fomento del consumo saludable de productos frescos en su pueblo.

Desde Pulay, una comunidad predominantemente agraria con unos 2.000 residentes, señala que muchos hombres emigran en busca de empleo. Sin embargo, esto la llevó a darse cuenta de que "las mujeres pueden" destacar como empresarias, lo que le da satisfacción.

Empezó su negocio en 2016 con un préstamo de uno de los dos hermanos que viven ilegalmente en el estado de Florida (sureste de EE.UU.). De lo que era un puñado de pollos pasó a los 300 y aspira a llegar a los mil el año que viene.

"Ya he establecido un mercado", afirma orgullosa, y también se enorgullece de emplear a otras seis mujeres de su comunidad como recolectoras y empaquetadoras de huevos.

Progresar paso a paso

Jacinto, que también recibió formación en el ETCAE, supervisa a tres empleados y ha formado una asociación con otros 12 pequeños productores, a los que ayuda en la "gestión de facturas".

"Viajar a Estados Unidos implica riesgos inmensos. Para muchos de los que se embarcan en este camino, corren el riesgo de perder no sólo su dinero y su familia, sino incluso su vida. Sin embargo, persistimos en avanzar poco a poco", afirma.

Aunque el programa no se diseñó explícitamente para frenar la migración, sus efectos sobre el fenómeno son notables, como menciona Lucrecia Méndez, directora del Programa Agrícola de Save the Children.

"Los productores locales han aumentado sus ingresos y pueden cubrir sus necesidades y mejorar la vida de sus familias, lo que ha contribuido a reducir la migración irregular", opina.

Los niveles de ingresos fluctúan, pero la ONG calcula que "el margen de beneficios se sitúa entre el 30% y el 40%".

Sentado en el pasillo de su humilde casa de madera situada entre maizales y campos de frijoles, Edwin se entretiene leyendo el cuento "Teseo en el laberinto" a su hijo menor, Dylan.

"Quiero estar ahí para ellos y ver cómo crecen", afirma, antes de reanudar su trabajo en el campo.

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