Crimen y Justicia

Oro y mercurio en vez de libros para los niños mineros de Venezuela

Desde 2017 hay una "bonanza minera ilegal" en todo el país, donde los grupos criminales, incluida los guerrilleros colombianos, dirigen la mayoría de las operaciones, sembrando el terror en las comunidades locales.

Se ven un par de botas de goma y otras herramientas utilizadas en una mina a cielo abierto mientras niños mineros venezolanos trabajan en el barro en busca de oro en El Callao, estado Bolívar, Venezuela. En El Callao, extraer oro del suelo comienza como un juego de niños, pero pronto se convierte en un trabajo de tiempo completo. [Yris Paul / AFP]
Se ven un par de botas de goma y otras herramientas utilizadas en una mina a cielo abierto mientras niños mineros venezolanos trabajan en el barro en busca de oro en El Callao, estado Bolívar, Venezuela. En El Callao, extraer oro del suelo comienza como un juego de niños, pero pronto se convierte en un trabajo de tiempo completo. [Yris Paul / AFP]

AFP |

EL CALLAO, Venezuela -- A los 10 años, Martín no sabe leer, pero es un experto en detectar rastros de oro que él y sus primos excavan en una mina a cielo abierto en el sureste de Venezuela.

En el pueblo de El Callao, extraer oro del suelo comienza como un juego de niños, pero pronto se convierte en un trabajo de tiempo completo que los activistas de derechos humanos tachan de explotación peligrosa.

Pequeños y ágiles, los niños maniobran hábilmente en pozos estrechos, excavando en tierra fangosa con la esperanza de encontrar oro, un recurso precioso que ha ganado un valor significativo debido a la drástica disminución de la producción petrolera de Venezuela, atribuida a la corrupción gubernamental.

Encorvados, cargan pesados ​​sacos de tierra bajo el sol implacable hasta los charcos de agua turbia donde la enjuagan en bandejas de madera.

Niños mineros venezolanos trabajan excavando en una mina en busca de oro para luego venderlo en El Callao, Estado Bolívar, Venezuela. [Magda Gibelli/AFP]
Niños mineros venezolanos trabajan excavando en una mina en busca de oro para luego venderlo en El Callao, Estado Bolívar, Venezuela. [Magda Gibelli/AFP]
Un joven minero venezolano trabaja en una mina a cielo abierto en busca de oro para luego venderlo en El Callao, Estado Bolívar, Venezuela. [Magda Gibelli / AFP]
Un joven minero venezolano trabaja en una mina a cielo abierto en busca de oro para luego venderlo en El Callao, Estado Bolívar, Venezuela. [Magda Gibelli / AFP]

Martín explica que "todo lo que sea oro se queda pegado al mercurio", una sustancia venenosa y tóxica para el medio ambiente que utilizan por su capacidad para extraer oro del mineral.

Es uno de los alrededor de mil niños de la región involucrados en la minería ilegal de oro, una industria que prospera en un país rico en recursos que ha sido golpeado por múltiples crisis económicas.

"Cuestión de supervivencia"

Martín (no es su nombre real) vive en El Perú, una aldea cercana. Nunca ha ido a la escuela.

Carlos Trapani de la ONG Cecodap, que defiende los derechos de los niños, explicó a AFP que el trabajo agotador y los peligros que conlleva se han "normalizado" en estas comunidades.

A pesar de lo que Trapani describe como "las peores condiciones", Martín comenta que "preferiría buscar oro antes de ir a la escuela".

"Mi papá dice que el dinero se consigue trabajando", indicó a AFP, en una entrevista concedida con el consentimiento de sus padres.

"Con el dinero que gano aquí compro mis cosas: zapatos, ropa, a veces algunos dulces".

Según la universidad católica privada UCAB, en la vecina Guyana, alrededor de mil niños trabajan en minas ilegales en la región.

"Es una cuestión de supervivencia", expresó Eumelis Moya, coordinadora de la oficina de derechos humanos de la universidad.

"La gente pospuso sus aspiraciones para comer y satisfacer sus necesidades".

"Bonanza de la minería ilegal"

Venezuela está en una crisis económica grave desde 2013.

El PIB se ha contraído un 80 por ciento y la hiperinflación ha desgastado el poder adquisitivo. Unos siete millones de los 30 millones de habitantes del país se han ido en busca de una vida mejor a otro país.

En 2017, el presidente Nicolás Maduro prometió rescatar la economía centrándose en otros recursos minerales del país, diciendo que podría tener "la mayor reserva de oro del mundo".

Desde entonces, International Crisis Group denominó que hay una "bonanza minera ilegal" en todo el sur del país, donde grupos criminales — incluidos los guerrilleros colombianoas — dirigen la mayoría de las operaciones, sembrando terror en las comunidades locales.

"Me da miedo cuando empiezan los tiroteos y aparece gente muerta", afirma Gustavo, otro joven minero, de 11 años.

Según un informe del 2021 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), "gran parte del oro ganado por los pequeños mineros termina en manos de la élite militar y política".

Envenenando el medio ambiente

En julio, Maduro ordenó el despliegue de las fuerzas armadas para desalojar a los mineros ilegales y las autoridades han informado de la destrucción de algunos campamentos.

La minería, gran parte de la cual se lleva a cabo en la Amazonía venezolana, ha tenido un impacto devastador en el medio ambiente y las comunidades indígenas.

En algunas partes de Venezuela, incluida la ciudad de El Callao, los negocios locales utilizan gramos de oro como moneda, en lugar del inestable bolívar.

Esto es conveniente para niños mineros como Gustavo, quien barre tierra afuera de una licorería en El Perú con sus hermanos, con la esperanza de que a un cliente borracho se le haya caído algo de oro.

"El otro día conseguí un gramo (que vale unos 50 dólares)", comentó a AFP. "Le di el dinero a mi mamá para comprar comida".

Trabaja en la minería desde que tiene seis años y tampoco va a la escuela.

Los niños en Venezuela, que representan un tercio de la población, han sido los más afectados por la crisis, y muchos de ellos han quedado atrás después de que sus padres emigraron. Algunas escuelas públicas apenas funcionan debido a los bajos salarios de los docentes.

Trapani indicó que cuando la crisis económica alcanzó su punto máximo en 2018, no solo los escolares se dirigieron a las minas, sino también los maestros, que dejaron sus trabajos.

La madre de Gustavo, de 28 años, mencionó a AFP que sus hijos no regresaron a la escuela después del confinamiento por COVID-19, pero espera que eventualmente lo hagan.

"Siempre hay riesgo de un accidente en las minas".

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