Política
"Nunca más": Bolivianos indígenas descontentos con el socialismo
El Alto, bastión indígena de Bolivia, se enfrenta a una elección presidencial decisiva, dividido entre los logros pasados y la creciente demanda de cambio.
![Un partidario del expresidente boliviano y candidato presidencial de la Alianza Libre, Jorge "Tuto" Quiroga Ramírez, espera su último acto de campaña en La Paz el 13 de agosto. Bolivia celebrará elecciones presidenciales el 17 de agosto. [Martin Bernetti/AFP]](/gc4/images/2025/08/15/51559-bolivia2-600_384.webp)
Por AFP |
Un crucero gigante cubre el horizonte de la ciudad de El Alto, en Bolivia, un símbolo de la transformación de un bastión indígena muy disputado en las elecciones presidenciales que se celebrarán el 17 de agosto.
El "Titanic", como se conoce al edificio más alto de la ciudad, es el último de una colección de extravagantes "cholets" neoandinos (una mezcla de chalet y "chola" o mujer indígena), construidos por la burguesía aymara de Bolivia durante las últimas dos décadas.
Víctor Choque Flores, un hombre de negocios de 46 años, artífice de su éxito, desembolsó millones de dólares por su "barco en un mar de ladrillos", como llama a su futurista palacio de 12 pisos, que se alza imponente sobre las casas de ladrillo rojo de El Alto.
"Es un poco como nosotros", dijo, agregando que, si bien están arraigados en el pasado, los indígenas bolivianos "miran hacia el futuro".
![Una mujer indígena boliviana pasa junto a un coche con carteles de campaña del candidato presidencial de Bolivia por la coalición Alianza Unidad, Samuel Doria Medina, en La Paz. [Martin Bernetti/AFP]](/gc4/images/2025/08/15/51558-bolivia-600_384.webp)
Para muchos aymaras, ese futuro ya no incluye a los socialistas gobernantes, que emanciparon a la mayoría indígena durante las últimas dos décadas.
Por primera vez desde 2005, se espera que la derecha política triunfe en las elecciones presidenciales, ya que los bolivianos abandonan a la izquierda debido a una profunda crisis económica.
Gratitud y frustración
Casi 20 años después de que uno de los presidentes más longevos de Sudamérica, Evo Morales, fuera elegido con la promesa de una revolución socialista, el país andino se encuentra sin recursos.
La escasez generalizada de dólares, combustible y alimentos básicos ha dejado a algunos bolivianos en peor situación que antes de su llegada al poder.
Choque Flores todavía se siente agradecido con Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, por abrir las puertas del poder a la mayoría de piel morena del país.
Pero El Alto, una floreciente ciudad comercial, también se define cada vez más por el deseo de sus residentes de simplemente salir adelante.
Acusando a los socialistas de múltiples "fracasos", Choque Flores dijo que estaba dispuesto a votar por "otra dirección política", sin revelar a su candidato.
Caldero de guerra de gas
El destino de la izquierda boliviana está indisolublemente ligado al de El Alto.
Morales llegó al poder tras una sangrienta represión de una revuelta en la ciudad por las exportaciones de gas, que provocó más de 60 muertes.
En los años transcurridos desde entonces, Morales envió repetidamente a sus partidarios desde El Alto hasta la sede del Gobierno en La Paz para defender sus causas.
Pero vientos de cambio soplan en las calles de la metrópolis andina, donde mujeres con sus tradicionales sombreros hongo, polleras con volantes y chales venden productos mientras relucientes tranvías transportan a los viajeros.
En toda la ciudad de un millón de habitantes, los muros están cubiertos con la promesa del candidato presidencial de centroderecha, Samuel Doria Medina, de restablecer el suministro de combustible y dólares en 100 días.
En una muestra de la importancia del voto indígena, Doria Medina, quien compite codo a codo con el expresidente derechista Jorge Quiroga, realizó su último acto de campaña en El Alto el 13 de agosto.
Jonathan Vega, un chef de 25 años que asistió a la reunión, señaló que contaba con Doria Medina para "restaurar la estabilidad".
Un agricultor de 72 años, invitado a discutir las elecciones en la estación de radio y televisión local en idioma aymara "San Gabriel", también apoyó el cambio.
Arcenio Julio Tancara criticó el llamado de Morales a los votantes a anular sus votos ante la negativa de las autoridades a permitirle postularse para un cuarto mandato.
"Siempre ha llamado a la agitación, a las huelgas y a los bloqueos", afirmó.
"Al principio, entendimos que podría ser necesario, pero, como vimos, no era por una causa, sino simplemente para que lo nombraran líder".
"Se desinfectan"
Morales, quien es buscado por cargos de tráfico de una menor, ha tratado de galvanizar a su base advirtiendo que los derechos indígenas duramente ganados están bajo amenaza si políticos de piel clara y ascendencia europea toman el poder.
Es una táctica que funciona bien, especialmente con los aymaras rurales.
"No queremos volver al siglo XX", declaró Matilde Choque Apaza, líder de una asociación de mujeres indígenas y rurales, que llevaba un colorido bolso de mano llamado "aguayo" anudado alrededor de su cuello.
Los candidatos de la oposición, indicó, "aprietan fuertemente las manos (de los indígenas)" cuando están en campaña, pero, cuando se suben a sus autos o vuelven a casa, "se desinfectan".
Respaldó el llamado de Morales a una campaña masiva de votos nulos para quitar legitimidad a las elecciones.
Las encuestas muestran que alrededor del 14 % de los votantes están dispuestos a responder a su llamado, muy lejos de las tres mayorías absolutas que Morales consiguió durante su gobierno de 2006 a 2019.
Santos Colque Quelca, presentador de 38 años de radio San Gabriel, afirmó que cada vez más oyentes están jurando "nunca más a Evo ni a (el actual presidente) Luis Arce", y están cambiando su apoyo al candidato opositor "menos malo".
Pablo Mamani Ramírez, sociólogo de la Universidad UMSA en La Paz, señaló que la apuesta de Morales por un gobierno "eterno" contradecía las tradiciones indígenas.
"La lógica del mundo andino es que el poder va rotando".