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El debut de RT en la TV abierta chilena despierta alarma por la propaganda y el riesgo para la democracia

Los críticos desacreditan a RT como arma propagandística que se aprovecha de la democracia, difunde desinformación y desafía el control de Chile sobre la soberanía informativa.

Un director de RT en la sala de control de la cadena en Moscú. [Yuri Kadobnov/AFP]
Un director de RT en la sala de control de la cadena en Moscú. [Yuri Kadobnov/AFP]

Por Entorno |

RT, la cadena de noticias respaldada por el Kremlin, ha comenzado a emitir en la televisión abierta chilena, provocando una creciente reacción política, mediática y diplomática.

La medida, que entró en vigor el 16 de junio mediante un acuerdo con Telecanal, permite por primera vez a los telespectadores chilenos ver RT Español a través de la televisión abierta.

La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, celebró la expansión del poder blando de Moscú.

"RT hoy en día ocupa una posición de liderazgo en la región en comparación con otros canales internacionales de noticias en español", afirmó en rueda de prensa el 2 de julio.

La audiencia y la credibilidad del canal están creciendo a pesar de la "campaña de desprestigio de las fuerzas prooccidentales", afirmó Zakharova.

RT se emite ahora en plataformas digitales públicas de 10 países latinoamericanos, entre ellos Cuba, Venezuela, Argentina, México, Perú, Guatemala y ahora Chile.

Alerta por un caballo de Troya

Pero en Chile, los críticos dicen que la medida plantea riesgos más profundos. En un artículo publicado el 1 de julio en AthenaLab, Sascha Hannig, candidata a doctora en Derecho Internacional en la Universidad de Hitotsubashi en Japón, advirtió que el acuerdo con Telecanal se concretó "de forma opaca y sin mayor escrutinio", y agregó que devela dos flancos de vulnerabilidad: "la seguridad informativa del país y la ausencia de mecanismos democráticos de protección frente a campañas de desinformación”.

Los medios estatales de países autoritarios como RT, Telesur de Venezuela o CGTN de China a menudo presentan visiones distorsionadas y propagandísticas de la realidad, según señaló Hannig. "Recurren a técnicas de manipulación como el whataboutism" para desviar la atención y confundir, o se basan en afirmaciones no verificadas que rozan la desinformación, escribió.

"RT ha dado espacio a noticias falsas sobre grupos neonazis en Ucrania o la existencia de laboratorios bioquímicos en ese país, y ha minimizado el impacto de la invasión rusa en favor de una narrativa expansionista", agregó.

La débil respuesta de Chile pone de manifiesto que no se han tenido en cuenta los riesgos políticosy cognitivos planteados por medios de comunicación estatales extranjeros, especialmente durante un año electoral polarizado, dijo Hannig.

Por el contrario, la Unión Europea prohibió RT y Sputnik en 2022 tras la invasión de Ucrania y amplió esa prohibición a finales de 2024 para incluir otros cuatro medios alineados con el Kremlin.

Un "arma" de información

Ian Garner, historiador del Instituto Pilecki de Varsovia y estudioso de la propaganda rusa, se hizo eco de estas preocupaciones en una entrevista concedida al diario chileno La Tercera el 5 de julio.

"RT lleva más o menos dos décadas, y es claramente parte de sus esfuerzos de guerra de información", expresó. "Margarita Simonyan, su directora, la describió como un arma de guerra durante el conflicto con Georgia en 2008".

Según Garner, no depende únicamente de su señal de televisión. "Su objetivo es viralizar contenido distorsionado, exacerbar divisiones sociales y provocar enfrentamientos", afirmó. "Buscan que la gente crea que no hay solución posible para nada, y que la democracia está rota".

Violetta Udovik, cientista política e historiadora ucraniana, dijo que RT "funciona como una herramienta del Kremlin para justificar la guerra contra Ucrania y promover su modelo autoritario”. Que opere desde una frecuencia pública en Chile, según comentó a La Tercera, "socava los principios del derecho internacional y aprovecha los espacios democráticos para difundir propaganda”.

La llegada de RT no debe verse de forma aislada, indicó Udovik. Rusia, explicó, mantiene alianzas regionales con gobiernos autoritarios como los de Venezuela y Cuba, y puede utilizar el canal para desestabilizar sociedades en momentos de convulsión, como las revueltas sociales de Chile en 2019.

"Difunden mensajes que debilitan la confianza ciudadana en el Estado de derecho", añadió.

En noviembre de 2023, el Departamento de Estado de EE. UU. acusó públicamente a Rusia de financiar una campaña de desinformación en curso y bien coordinada en toda América Latina. El Departamento afirmó que el Kremlin había creado un centro de contenidos, posiblemente con sede en Chile, para coordinar los mensajes con el apoyo directo de Moscú y la participación de periodistas locales y líderes de opinión de toda la región.

Democracia bajo presión

"La propaganda rusa es hoy más peligrosa que durante la Guerra Fría", concluyó Udovik. "La velocidad de las redes sociales, la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías permiten difundir 'fake news' con más sofisticación y alcance. Por eso, invito a los chilenos a informarse con pensamiento crítico y consultar siempre múltiples fuentes".

El Consejo Nacional de Televisión (CNTV) aclaró a principios de julio que no tiene atribuciones para censurar contenidos extranjeros. Sin embargo, reconoció que "la transmisión de contenidos provenientes de un gobierno en guerra, como es el caso de Rusia, puede abrir legítimos debates sobre el resguardo del pluralismo y la democracia".

Por el momento, RT sigue transmitiendo. Las autoridades chilenas se enfrentan a un reto cada vez mayor: cómo proteger el discurso democrático de la influencia extranjera sin violar la libertad de prensa. Para muchos, la presencia de RT no es una señal extranjera más. Es una advertencia difundida a plena vista.

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