Medios
De la NTV a Russia Today: Rusia utiliza sus medios de radiodifusión como armas
Durante dos décadas, el Kremlin ha convertido los medios de comunicación rusos en un instrumento de control autoritario y de guerra híbrida, silenciando a los periodistas y moldeando la narrativa mundial.
![El presidente ruso Vladimir Putin habla con la presentadora del canal 1 de televisión rusa Yekaterina Andreyeva (izq.) en el Kremlin el 27 de septiembre de 2005. [Vladimir Rodionov/AFP]](/gc4/images/2025/07/22/51243-ru_media_1-600_384.webp)
Por Olha Chepil |
Cuando Vladimir Putin llegó a la presidencia de Rusia en 2000, los rusos aún podían cambiar de canal y escuchar en directo las críticas al gobierno. En menos de un año, esa era se terminó. El primer gran objetivo del Kremlin fue NTV, la principal cadena de televisión independiente del país en aquel momento.
"La NTV se destruyó y su propietario, [el magnate de los medios de comunicación Vladimir] Gusinsky, fue expulsado de allí. A partir de la década de 2000, el gobierno ruso monopolizó gradualmente los medios de comunicación", afirma el sociólogo exiliado Igor Eidman, a quien las autoridades rusas etiquetaron como agente extranjero.
En 2001, bajo presión política y financiera, el canal quedó bajo control estatal.
Según el politólogo ucraniano Ihor Chalenko, Putin se propuso crear un "espacio de información unificado", un concepto destinado a filtrar la información disfrazado de lucha contra la desinformación.
![El Director General de NTV, Yevgeny Kiselyov, habla con los medios en las escaleras de la sede de NTV en Moscú, el 6 de abril de 2001, antes de una reunión con los responsables de Gazprom. [Alexander Nemenov/AFP]](/gc4/images/2025/07/22/51244-ru_media_2-600_384.webp)
En la práctica, permitió al Kremlin consolidar el control mediante transferencias coercitivas de propiedad. La ORT se convirtió en el Canal Uno, gestionado por la administración presidencial; la NTV fue absorbida por Gazprom-Media, estrechamente vinculada al Estado.
"La explicación fue que el canal de televisión [NTV] tenía enormes deudas, de 200 o 300 millones de dólares. Pero en realidad se trataba de una depuración pública", explicó Chalenko.
El poder desmanteló o absorbió otros medios de comunicación, como TV-6, TVS y RIA Novosti, y reprimió el periodismo regional. Se formó un grupo de periodistas leales (el grupo de prensa del Kremlin), para reforzar la posición oficial.
"Un inmenso reality show guionado", así definía Peter Pomerantsev en su libro de 2014 Nada es Verdad y Todo es Posible a la Rusia que Putin estaba construyendo.
El Estado capturó a la prensa independiente, declaró el periodista Alexei Baranovsky, veterano de la Legión Libertad de Rusia.
"No fue la caída de los medios de comunicación independientes lo que condujo al autoritarismo, sino el auge de un Estado chekista [KGB] lo que llevó a que los medios de comunicación se incorporaran al sistema fascista de Putin", señaló.
La propaganda como estrategia
En la década de 2000, el Kremlin lanzó un ataque sistemático contra la libertad de expresión. La campaña consistió en un triple enfoque: forzar cambios en la propiedad de los medios de comunicación, purgar al personal editorial y reforzar los controles legales sobre Internet, indicó Chalenko.
"En apenas diez años, mataron a 43 o 45 periodistas. No fueron víctimas de la guerra. Fueron asesinatos políticos", declaró Chalenko, citando el asesinato de Anna Politkovskaya en 2006 como punto de inflexión.
Politkovskaya, periodista de Novaya Gazeta y acérrima crítica de Putin, era conocida por sus reportajes sobre la segunda guerra de Chechenia. La asesinaron a tiros en el edificio donde vivía en Moscú el 7 de octubre de 2006, día del cumpleaños de Putin. Los autores intelectuales del asesinato aún no han sido identificados.
"Una vez en el cargo, Putin se movió rápidamente para reafirmar el control sobre la narrativa rusa", afirmó Eidman.
Ese control trascendió las fronteras rusas. En 2005, el Kremlin lanzó Russia Today, un canal de noticias en inglés que pronto se convirtió en un medio de propaganda mundial. En 2009 cambió su nombre por el de RT.
"Después de 2014, Russia Today se convirtió en un instrumento de influencia, ni siquiera solo de influencia, sino en una forma de desinformar a la comunidad mundial sobre la situación en Rusia, sobre las guerras que está librando Rusia", prosiguió Eidman.
Los analistas afirman que RT ha desempeñado un papel clave en la guerra híbrida de Rusia: primero durante la guerra de 2008 en Georgia, luego en la anexión de Crimea en 2014 y más tarde en la invasión total de Ucrania en 2022. El canal promueve discursos antioccidentales, difunde teorías conspirativas y tergiversa los hechos.
"Observen los presupuestos de [RT], que se están ampliando en todo el mundo. Producen tanta desinformación que sencillamente eclipsa la información habitual", afirmó Chalenko. El Kremlin perfeccionó su estrategia durante la segunda guerra de Chechenia, la aplicó en Georgia y la recicló en Ucrania.
Según Baranovsky, Moscú aprendió de su fracaso a la hora de controlar la narrativa sobre su invasión de Georgia en 2008.
"Empezó a invertir activamente en propaganda internacional", mencionó. "Miles de millones de rublos se destinaron a RT y a ´lavar el cerebro´ de los europeos".
La posverdad como sistema
En 2012, el control del Kremlin sobre la información se había extendido más allá de la televisión, hasta llegar a la Internet y a las escuelas. La doctrina de la "democracia soberana", (de democrática solo tenía el nombre), proporcionó la cobertura política. Según Baranovsky, la estrategia estaba clara.
"La propaganda televisiva está dirigida a grupos socialmente vulnerables, a quienes son incapaces de establecer relaciones de causa y efecto", dijo. Y añadió que a los niños se les adoctrina rápido: "Los niños son zombificados a través de las escuelas, los jardines de infantes y los manuales de enseñanza. Esta política los programa para futuras guerras".
La represión contra disidentes, editores independientes y los denominados "agentes extranjeros" se produjo antes de 2012, pero se intensificó con la vigilancia digital. El gobierno bloqueó sitios web, persiguió a blogueros y utilizó los "me gusta" como prueba legal.
Los propagandistas rusos "perdieron en Georgia [al intentar controlar la narrativa de la guerra de 2008] y apostaron por la posverdad. Ahora mienten tanto que ahogan cualquier realidad", expuso Baranovsky.
Al principio, muchos rusos no veían las amplias implicancias de la represión de los medios de comunicación.
"Pensaban que era sólo un enfrentamiento entre [el oligarca Boris] Berezovsky y Gusinsky. La gente no entendía que se trataba de una purga definitiva del periodismo independiente", explicó Chalenko.
El Kremlin también utilizó el nacionalismo ruso como herramienta geopolítica, y lo exportó para presionar a sus vecinos, al tiempo que lo limitaba en su propio país.
"Dentro de Rusia, el nacionalismo únicamente se manifiesta con vestimenta típica vintage", afirmó Baranovsky.
"En la realidad, [el nacionalismo interno] está dividido: algunos nacionalistas se han unido a la oposición anti-Putin y luchan del lado de Ucrania".
Los analistas afirman que el sistema construido entre 2000 y 2013 fomenta ahora la guerra, la represión y la desinformación mundial. La propaganda rusa se emite en decenas de países.
"El Kremlin controla lo que la gente ve, escucha y la información que consume. Al fin y al cabo, la esfera de la información es un eslabón fundamental en el fortalecimiento de la autocracia", señaló Chalenko.