Seguridad

Cables submarinos en riesgo: crecen las evidencias de cooperación ruso-china en sabotajes marítimos

Rusia y China estarían colaborando en el sabotaje de cables submarinos, con más de una docena de incidentes registrados desde 2023. En Latinoamérica, la amenaza crece y la falta de conexiones de respaldo vuelve urgente proteger estas infraestructuras clave.

Captura de pantalla de un video del buque de carga vinculado a China Shunxing 39 en el mar, en una imagen publicada el 3 de enero. La guardia costera taiwanesa descubrió cables dañados al norte de Yehliu el mismo día y el buque, con matrícula de Hong Kong, huyó del lugar tras presuntamente alterar las señales de su transpondedor. [Guardia Costera de Taiwán vía AFP]
Captura de pantalla de un video del buque de carga vinculado a China Shunxing 39 en el mar, en una imagen publicada el 3 de enero. La guardia costera taiwanesa descubrió cables dañados al norte de Yehliu el mismo día y el buque, con matrícula de Hong Kong, huyó del lugar tras presuntamente alterar las señales de su transpondedor. [Guardia Costera de Taiwán vía AFP]

Por Tony Wesolowsky |

Moscú y Pekín parecen estar intensificando la coordinación en operaciones encubiertas de sabotaje marítimo, apuntando a cables submarinos críticos para las comunicaciones globales en una campaña que se extiende desde el mar Báltico hasta las aguas que rodean Taiwán, dicen los analistas.

Una serie de incidentes recientes, muchos de ellos relacionados con militares rusos, y buques vinculados con China, ha suscitado preocupación por el hecho de que las potencias están cada vez más dispuestas a trabajar juntas para perturbar la infraestructura crítica como parte de una estrategia de guerra híbrida más amplia.

Las autoridades han reportado al menos 11 incidentes con daños de cables en el mar Báltico y alrededor de Taiwán desde 2023, según funcionarios europeos y taiwaneses, informó Associated Press el 28 de enero. Si bien algunos se han atribuido a accidentes, muchos presentan indicios de sabotaje deliberado.

"Esta serie de incidentes sugiere una creciente disposición por parte de Moscú y Pekín de colaborar en operaciones de sabotaje marítimo", afirmó John Dotson, subdirector de Global Taiwan Institute, en una publicación de febrero para Jamestown Foundation, un grupo de expertos con sede en Estados Unidos que estudia la seguridad euroasiática.

Una serie de incidentes sospechosos

Tanto Moscú como Pekín niegan su implicación en cualquiera de los incidentes con cables, pero los analistas dicen que la evidencia sugiere cada vez más un esfuerzo coordinado, en particular dadas las sorprendentes similitudes en las tácticas utilizadas en ambas regiones.

El 3 de enero, la guardia costera de Taiwán descubrió cables dañados al noreste de Yehliu. Sospechó de que fue un buque con bandera de Hong Kong, Shunxing 39, el que causó los daños. El barco huyó del lugar tras supuestamente alterar las señales de su transpondedor.

De diciembre a enero, el Vasily Shukshin, un navío operado por Rusia y de bandera de Belize, permaneció merodeando la costa sur de Taiwán durante casi un mes sin ninguna actividad comercial clara.

Estos fueron solo los incidentes más recientes de una creciente lista de incidentes sospechosos. En 2023, buques chinos cortaron dos cables submarinos que conectaban Taiwán con las islas Matsu. Entre 2018 y principios de 2023, las autoridades taiwanesas registraron al menos 20 interrupciones similares.

Las investigaciones chinas sobre el corte de cables submarinos se remontan al menos a 2009, según el informe del 10 de enero de Newsweek.

La campaña de guerra híbrida de Rusia

Tácticas similares se han observado en el mar Báltico, donde buques vinculados a la "flota en la sombra" rusa se han visto implicados en daños a la infraestructura submarina. Según informes, los buques han arrastrado anclas a través de las rutas de cable o han permanecido sin justificación clara en zonas con alta densidad de cables.

Las autoridades advierten que el Kremlin está abriendo un nuevo frente en su campaña de guerra híbrida.

"Estamos presenciando… [una] nueva realidad", dijo el ministro de Energía de Lituania, Žygimantas Vaičiūnas, a POLITICO en un informe del 7 de abril, citando un aumento en la actividad marítima sospechosa que amenaza la estabilidad económica en la región.

Los buques rusos y chinos han empleado tácticas comparables en ambas regiones, lo que sugiere una creciente alineación operativa, dicen los observadores.

Para contrarrestar estas amenazas, la OTAN lanzó en enero la iniciativa "Baltic Sentry" para reforzar la vigilancia marítima.

"Estamos profundamente preocupados por las acciones, ya sean negligentes o maliciosas, que causan daños o amenazan el funcionamiento de infraestructuras submarinas críticas. Condenamos enérgicamente los actos de sabotaje a dichas infraestructuras", declararon los aliados de la OTAN en una declaración conjunta el 14 de enero.

El mar Báltico es un lugar ideal para el sabotaje, afirman los analistas.

Según Windward, una plataforma de inteligencia artificial marítima, el mar Báltico "tiene puntos de estrangulamiento donde convergen los cables, lo que aumenta su susceptibilidad a daños o sabotajes".

En 2023, Recorded Future, una empresa de ciberseguridad con sede en EE. UU., advirtió sobre el creciente interés de Rusia en mapear las rutas de cables submarinos, "muy probablemente por un posible sabotaje o interrupción".

Seguridad de cables submarinos en Latinoamérica

Latinoamérica goza de ciertas ventajas comparativas en cuanto a la seguridad de sus cables submarinos. Las aguas profundas de la región y la distancia entre las rutas de los cables y los nodos principales reducen el riesgo de sabotaje. Muchos puntos de amarre se ubican en zonas marítimas de poco tráfico con fondos marinos de suave pendiente, una posición que facilita el enterramiento de cables y añade una capa de protección.

Sin embargo, la región enfrenta vulnerabilidades críticas, la principal de las cuales es la redundancia limitada. Con relativamente pocas rutas alternativas, el corte de un solo cable puede interrumpir significativamente las comunicaciones. Esta precaria situación hace que la protección de estas infraestructuras no solo sea esencial, sino también cada vez más compleja, especialmente en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas.

Las amenazas van desde daños accidentales (como anclas de barcos) y desastres naturales (como terremotos o tifones) hasta riesgos más sofisticados, como sabotaje, espionaje durante operaciones de reparación y tecnologías emergentes (en particular las vinculadas a China) que podrían cortar cables a profundidades extremas.

Aunque los datos suelen estar cifrados, la integridad física de los cables sigue siendo vital.

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