Crimen y Justicia
De refugio seguro a zona caliente: el crimen organizado pone en peligro la economía turística de Costa Rica
Costa Rica se enfrenta a un alarmante aumento de los homicidios y el narcotráfico provocados por el crimen organizado. Los carteles extranjeros y las bandas locales han llevado la violencia a niveles históricos.
![Reclusos fotografiados en sus celdas mientras el ministro de Seguridad de Costa Rica, Gerald Campos (no aparece en la foto), recorre el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) de El Salvador durante una visita oficial organizada por el gobierno salvadoreño en Tecoluca el 4 de abril. [Marvin Recinos/AFP]](/gc4/images/2025/04/28/50183-crica1-600_384.webp)
Por Roberto Orozco B. |
SAN JOSÉ -- Considerado durante mucho tiempo un remanso de estabilidad en la turbulenta Centroamérica, Costa Rica se enfrenta a una nueva y sombría realidad: el aumento de la violencia vinculada al crimen organizado está comenzando a erosionar su vital industria turística, pilar de la economía nacional.
La creciente inseguridad ha empañado la tradicional imagen del país como destino pacífico, provocando una creciente preocupación entre los viajeros.
El sector turístico, que representa aproximadamente el 8% del producto interno bruto de Costa Rica, ya está mostrando signos de tensión.
El país recibió 38.589 visitantes menos en el primer trimestre de 2025 en comparación con el mismo periodo del año anterior, una caída del 4%, según las cifras publicadas el 22 de abril por el Instituto Costarricense de Turismo.
![Turistas disfrutan de la playa en Jaco, provincia de Garabito, Costa Rica. [Luis Acosta/AFP]](/gc4/images/2025/04/28/50185-crica3-600_384.webp)
![El ministro de Seguridad de Costa Rica, Gerald Campos (izq.), recorre el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) junto al director de dicho centro, Belarmino García, durante una visita organizada por la presidencia de El Salvador en Tecoluca, El Salvador, el 4 de abril. [Marvin Recinos/AFP]](/gc4/images/2025/04/28/50184-crica2-600_384.webp)
La mayor disminución se produjo entre los viajeros europeos, seguido de una notable reducción de las llegadas procedentes de Estados Unidos.
Aumento de la delincuencia
Si bien las autoridades costarricenses y los líderes del sector turístico insisten en que la violencia ligada al crimen organizado sólo ha tenido un impacto limitado, la creciente crisis de seguridad del país está atrayendo cada vez más la atención internacional.
Las redes de narcotráfico y las disputas territoriales entre bandas han provocado un aumento de delitos violentos que ha situado a Costa Rica en el foco de la atención mundial.
Los informes del Observatorio Interamericano de Seguridad de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito indican que las tasas de homicidio no cesan de aumentar desde 2022.
El país registró 907 homicidios en 2023, una cifra récord y un aumento del 39% con respecto a los 654 asesinatos registrados en 2022, según un informe del 15 de marzo del medio digital Centro América 360°, que cita datos del Organismo de Investigación Judicial de Costa Rica.
Aunque en 2024 se produjo un ligero descenso, el año se cerró con 880 homicidios y 30 desapariciones más, lo que pone de manifiesto la continuidad de la crisis.
Costa Rica es ahora el tercer país más violento de Centroamérica, por detrás de Guatemala y Honduras, superando a El Salvador por primera vez en años y rompiendo la tradicional jerarquía de violencia dentro del llamado Triángulo Norte de la región.
Guatemala y Honduras se mantuvieron a la cabeza, registrando respectivamente 2.869 y 2.563 homicidios en 2024.
Crimen transnacional y narcomenudeo
Situado en un corredor clave para la cocaína que se desplaza hacia el norte desde Sudamérica, el istmo centroamericano sigue siendo un campo de batalla estratégico en el narcotráfico hemisférico. Costa Rica, considerada durante mucho tiempo una excepción a la inestabilidad de la región, se encuentra cada vez más en la mira.
En 2020, el entonces ministro de Seguridad, Michael Soto confirmó públicamente que el "Cartel de los Soles" venezolano -una organización delictiva vinculada a altos cargos del Gobierno y el ejército de Venezuela- había establecido su presencia en Costa Rica, traficando con cocaína con destino a América del Norte.
Más recientemente, la embajadora estadounidense en Costa Rica, Cynthia Telles, lanzó una dura advertencia.
En un video difundido durante una conferencia de prensa en San José el 20 de noviembre, advirtió que el narcotráfico se les "podía salir de las manos" si las autoridades costarricenses no comenzaban a trabajar de la mano con sus socios internacionales.
“Me pregunta la gente que, si (Costa Rica) es un narcoestado, no, no es un narcoestado", dijo Telles, en declaraciones recogidas por los medios de comunicación locales. "Pero les digo una cosa: si no nos juntamos ya, si no trabajamos juntos, pero muy juntos, puede que se nos vaya de las manos, en dos años o más".
El creciente tráfico de estupefacientes ha propiciado la aparición de grupos de traficantes locales que colaboran con carteles transnacionales de México, Colombia y Venezuela. Estas redes se han afianzado en las zonas costeras, sobre todo en las provincias de Limón, en el Caribe, y Guanacaste, en el Pacífico, donde las tasas de homicidio se han disparado.
Entre los grupos más destacados identificados por el Organismo de Investigación Judicial de Costa Rica se encuentran Los Morelos, una organización delictiva local con creciente influencia.
Los asesinatos llegan a San José
A principios de 2025, sin embargo, la violencia empezó a desplazarse hacia el interior. En marzo, la provincia de San José -donde se encuentra la capital- se había convertido en el epicentro de los asesinatos cometidos por bandas.
Setenta y cuatro de los 217 homicidios registrados en todo el país durante el primer trimestre de 2025 ocurrieron en la provincia de San José, lo que representa el 34% del total, según el fiscal general Carlo Díaz.
Según declaró Díaz a CRHoy.com el 24 de abril, muchos de los homicidios parecen ser asesinatos por encargo, resultado de la escalada de las guerras territoriales entre bandas rivales.
Señaló un vacío legal que hace de Costa Rica un refugio atractivo para los traficantes extranjeros: "Pueden obtener la ciudadanía costarricense fácilmente, y una vez que lo hacen, de aquí no van a poder ser extraditados. Entonces, continúan y desarrollan esa actividad en el país".