Medio Ambiente
La investigación de un ave rara se ve obstaculizada por la violencia del narcotráfico en Ecuador
En Ecuador, uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, las bandas narcotraficantes están frustrando los estudios científicos con su rastro de sangre y terror.
Por AFP |
QUITO – El biólogo César Garzón estaba buscando un pequeño periquito en peligro de extinción en el sur de Ecuador cuando le advirtieron que podría ser secuestrado, resaltando el peligro para los científicos en el biodiverso país sumido en la narcoviolencia.
"Haz tu trabajo en otro lugar porque aquí es peligroso", un hombre le había dicho en abril, en el problemático pueblo minero de Camilo Ponce Enríquez.
Esa noche, el alcalde de la ciudad fue asesinado a tiros.
En agosto, un violento enfrentamiento entre grupos criminales dejó cinco muertos, entre ellos dos que fueron encontrados decapitados y uno quemado.
Garzón, ornitólogo del estatal Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), intentó continuar sus investigaciones en un pueblo vecino, cuyo alcalde también fue asesinado.
Cansado del constante peligro, hizo las maletas y regresó a Quito.
Garzón lleva dos décadas estudiando al periquito de El Oro, trabajando por su conservación y apoyando el manejo sostenible de sus hábitats.
Mayormente verde, con la frente roja, el ave es endémica de Ecuador y se ha visto sólo en las provincias suroeste de Azuay y El Oro.
Dado que sólo quedan unos 1.000 ejemplares, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo cataloga como en peligro de extinción.
Garzón visitó Camilo Ponce Enríquez, provincia de Azuay, para rastrear y estudiar al perico en peligro de extinción.
Pero esta ciudad rica en oro está en manos de la banda narcotraficante Los Lobos, que financia sus actividades con la minería ilegal.
"Nos quedamos con la incertidumbre y la frustración... Falta información sobre ese lugar", declaró a la AFP.
Dijo que la violencia fue un golpe para la conservación ya que "podría haber áreas importantes que albergan especies endémicas o amenazadas y no podemos hacer nada".
"Oportunidades"
Situado entre Colombia y Perú, los mayores productores de cocaína del mundo, Ecuador, antaño un país pacífico, ha visto estallar la violencia en los últimos años a causa de la lucha por el control de bandas enemigas vinculadas a los cárteles mexicanos y colombianos.
A medida que las pandillas ganaron terreno, los homicidios en Ecuador se dispararon de seis por 100.000 habitantes en 2018 a un récord de 47 por 100.000 en 2023.
Mario Yáñez, otro biólogo del Inábio, indicó que su trabajo actual gira en encontrar oportunidades para seguir investigando a pesar de la violencia.
Los científicos trabajan en estrecha colaboración con las comunidades y autoridades locales y realizan viajes de campo más cortos o se centran en especies similares ubicadas en áreas menos riesgosas.
"Los niveles de violencia han llevado a restricciones totales en ciertas zonas del país", especialmente en la costa y donde hay minería, precisó Yáñez.
Estos lugares cargan con el "estigma" de la violencia, y eso "lamentablemente está limitando los fondos de cooperación internacional para poder realizar acciones de conservación", añadió.
La reserva privada Lalo Loor en el suroeste de Manabí es uno de los últimos restos intactos de un ecosistema único en Ecuador conocido como bosque seco costero, hogar de muchas especies endémicas.
La provincia también es un bastión del narcotráfico.
Debido a la crisis de seguridad, las universidades estadounidenses cancelaron una visita anual de investigadores y estudiantes a la reserva, una importante fuente de ingresos para Lalo Loor.
Su continua ausencia podría obligar a cerrar la oficina administrativa de la reserva, explicó la gerente Mariela Loor.
Investigación en espera
Judith Denkinger, bióloga alemana de la privada Universidad San Francisco de Quito, reveló a AFP que desde 2022 había dejado en suspenso sus dos décadas de investigación sobre las ballenas jorobadas en la costa de la conflictiva provincia noroccidental de Esmeraldas, en la frontera con Colombia.
No ha podido recopilar registros fotográficos ni acústicos de las ballenas jorobadas que llegan al Pacífico ecuatorial para aparearse y dar a luz.
También destacó la difícil situación de los pescadores, con quienes trabaja a menudo en el mar.
"Los piratas, que normalmente son narcotraficantes, vienen y los amenazan, secuestran sus embarcaciones o les roban el motor o los secuestran" para obligarlos a dedicarse al narcotráfico, afirmó.
Daniel Vizuete, especialista en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad Flacso de Quito, dijo que las investigaciones relacionadas con el medio ambiente son "quizás las más erosionadas precisamente porque ocurren... en lugares donde las instituciones son más débiles".
"Eso significa que incluso la vida de los investigadores puede estar en riesgo", añadió.
También señala otros posibles efectos de la violencia criminal sobre la ciencia como un "retroceso en términos de participación de las mujeres".