Por AFP y Alicia Gutiérrez | 2024-09-17

TALCAHUANO, Chile - Es el fin de una era: después de 74 años, la mayor siderúrgica chilena cerró el 16 de septiembre su horno, extinguiendo miles de puestos de trabajo en Huachipato.

"Fue el final emblemático de una era en la historia del acero chileno, y un testimonio de la resiliencia de nuestros trabajadores, que nunca se rindieron", dijo Jean Paul Sauré, gerente general de Huachipato, al confirmar el cierre del Alto Horno 2, donde comenzó la producción de acero primario en la planta.

La mayor siderúrgica de Chile apagó su horno a las 02:30 hora local, informó el presidente del Sindicato 2, Fernando Orellana, quien declaró a la AFP: "Este es un día oscuro y triste para todos los trabajadores de Huachipato".

La icónica empresa resistió crisis políticas y económicas, además de desastres naturales como el terremoto en febrero de 2010.

Sin embargo, no pudo soportar la presión de la competencia desleal del acero chino, lo que finalmente llevó al cierre de la planta y dejó a miles de personas sin empleo, marcando el fin de una era para la industria siderúrgica chilena.

Pilar de tres generaciones

La vida en Talcahuano, una ciudad de 160.000 habitantes a unos 500 km al sur de Santiago, ha girado por generaciones en torno a la planta de acero de Huachipato.

"Yo trabajé en Huachipato, mi padre trabajó en Huachipato, mi esposa también fue empleada de Huachipato y teníamos un buen nivel de vida", contó a la AFP Orellana, de 62 años, quien comenzó como limpiador a los 25 años y ascendió hasta jefe de sección.

Para Orellana, Huachipato era la garantía de una pensión segura.

"Era una empresa que te daba seguridad para el futuro", lamentó.

En agosto, la Compañía Siderúrgica Huachipato, que en su momento fue uno de los mayores productores de acero de América Latina, anunció una reducción de sus operaciones con la pérdida de 2.700 empleos directos.

En su punto más alto, en 1997, Huachipato produjo un millón de toneladas de acero.

Sin embargo, en los últimos años, tanto Huachipato como otros productores latinoamericanos fueron afectados por una avalancha de importaciones desde China a precio mas bajo.

En 2023, América Latina importó un récord de 10 millones de toneladas de acero chino, lo que representó un aumento del 44 % en un año, según la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero).

Hace dos décadas, la cifra era de solo 85.000 toneladas.

Gerdau, uno de los mayores productores de acero de Brasil, despidió el año pasado a 700 trabajadores y cerró operaciones en tres plantas debido a lo que calificó como el "escenario desafiante que enfrenta el mercado brasileño ante las condiciones predatorias de importación del acero chino".

Club de fútbol de primera

Más que un trabajo, la producción de acero en Talcahuano era parte del ADN de la ciudad.

Fundada en 1950, Huachipato se había especializado en la producción de barras y bolas de acero utilizadas en la molienda de cobre, metal del que Chile es el mayor productor mundial.

La planta dio origen al equipo de fútbol de primera división Huachipato, actual líder del campeonato chileno.

Huachipato también tuvo un papel social clave en la ciudad al construir miles de viviendas para los trabajadores y establecer asociaciones sociales y culturales.

Y durante la pandemia de COVID-19, cuando el comercio mundial se interrumpió, "Huachipato mantuvo el suministro de acero en el país", destacó el ministro de Economía chileno, Nicolás Grau, a principios de este año.

Pero con el acero chino vendiéndose hasta un 40 % más barato que el chileno, Huachipato llevaba ya varios años sobreviviendo a duras penas.

En busca de una solución, se unió a otros productores latinoamericanos para exigir que se apliquen aranceles antidumping a las importaciones chinas.

Pero los gravámenes impuestos por la Comisión Antidistorsiones de Chile en abril llegaron demasiado tarde.

Con pérdidas acumuladas de 700 millones de dólares desde 2019, la empresa anunció en agosto que reduciría sus operaciones siderúrgicas.

El presidente de la compañía, Julio Bertrand, dijo en un comunicado que la dirección había hecho "todo lo posible" para salvar la fundición.

'Vidas enteras'

Los sindicatos negociaron un acuerdo de indemnización que incluye un pago adicional del 30 % por sobre las indemnizaciones obligatorias por despido, además de otros beneficios.

Pero eso es un consuelo menor para los trabajadores, que tienen pocas ilusiones sobre su futuro.

"Son personas que han pasado toda su vida aquí, trabajando. No saben hacer otra cosa", declaró a la AFP Hugo Mendoza, un mecánico de 58 años en la planta.

"Es terrible quedarse sin trabajo de un día para otro", dijo Roberto Hernández, ensamblador de 54 años que trabaja para uno de los subcontratistas de Huachipato y no está cubierto por el plan de indemnización.

"¿Dónde voy a conseguir trabajo a mi edad?", se preguntó.

Un estudio de la Universidad Católica de la Santísima Concepción estimó que el cierre de la planta afectaría a 1.090 pequeñas y medianas empresas, impactando los medios de vida de unos 20.000 trabajadores.