Economía

El aumento de las exportaciones de alimentos a China coincide con una situación de hambre alarmante: 43 millones de afectados en Latinoamérica

La búsqueda del mercado alimentario chino por Latinoamérica genera la sobreexplotación de la tierra, agrava el hambe y las crisis sociales y medioambientales.

Un trabajador dispersa la soja cultivada en un camión en un campo de Salto do Jacui, Brasil. [Silvio Avila/AFP]
Un trabajador dispersa la soja cultivada en un camión en un campo de Salto do Jacui, Brasil. [Silvio Avila/AFP]

Por Giselle Alzate y AFP |

SANTIAGO – El hambre afectó a unos 43,2 millones de personas en Latinoamérica y el Caribe en 2022, que representa alrededor del 6,5% de la población de la región, según indicó el 9 de noviembre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Si bien esto representa una mejora con respecto a 2021, la cifra fue más alta que las estadísticas anteriores a la COVID, lo que representa unos seis millones de personas hambrientas más que en 2019, señaló la agencia en un informe general sobre la seguridad alimentaria y la nutrición en la región.

La FAO mencionó la pandemia, la crisis climática y la guerra en Ucrania, así como la desaceleración económica, la inflación alimentaria y la desigualdad de ingresos como causas de la difícil situación de la región.

"Una de cada cinco personas en la región no puede acceder a una dieta saludable, mientras la desnutrición en todas sus formas, incluido el retraso del crecimiento infantil, las deficiencias de micronutrientes y la obesidad, siguen siendo un desafío importante", señala el informe.

Miguel Barros, de once años, que llamó a la policía por hambre, juega con su hermano menor Gael en su casa de Belo Horizonte, Brasil. Los brasileños se movilizaron para donar alimentos a su familia. [Douglas Magno/AFP]
Miguel Barros, de once años, que llamó a la policía por hambre, juega con su hermano menor Gael en su casa de Belo Horizonte, Brasil. Los brasileños se movilizaron para donar alimentos a su familia. [Douglas Magno/AFP]

La prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave en Latinoamérica y el Caribe (37,5% o alrededor de 247,8 millones de personas) superó la cifra global del 29,6%.

Más hambre en la región

El aumento sustancial de las exportaciones de alimentos de Latinoamérica a China en los últimos años ha desencadenado conflictos ambientales y sociales, empeorando aún más el hambre en la región.

En tres décadas, el volumen de la exportación de soja latinoamericana a China se ha multiplicado por 50, según Óscar Bazoberry, coordinador general del Instituto de Desarrollo Rural de América del Sur (IPDRS).

"China es el mayor importador de soja del mundo y representa más del 60 por ciento del comercio mundial", informó en enero el South China Morning Post.

La situación alimentaria en Latinoamérica es el resultado de las condiciones del mercado global y la falta de políticas consistentes centradas en las prioridades alimentarias y la salud pública.

"Lo que puedo afirmar, por lo que sé, es que el gobierno, la diplomacia y lo que llamamos 'empresas chinas' no están actuando a la altura de su nivel de responsabilidad sobre el deterioro de la tierra y los conflictos sociales y ambientales en Latinoamérica", comentó Bazoberry a Entorno.

El interés de China está dirigido a los productos proteicos de Latinoamérica, incluida la carne vacuna para consumo directo y la soja para consumo ganadero, dijo Bazoberry.

"El mercado de la carne vacuna y porcina es cada vez más exigente en cuanto a calidad y tipos de cortes, respondiendo a las nuevas condiciones de consumo de la población en China", agregó.

Bazoberry destacó que durante la última década China ha sido el destino de más de la mitad de la carne vacuna exportada por Brasil, mientras que Uruguay ha reportado exportaciones que representan aproximadamente el 85% de su producción total de carne. Los envíos a China representaron el 56% del total exportado en 2022, según el Instituto Nacional de Carnes (INAC) de Uruguay.

El funcionario expresó su preocupación por el estatus de Latinoamérica como región exportadora de alimentos y el empeoramiento de los problemas de hambre en la región, a pesar de ser conocida como la "despensa del mundo".

La reputación de la región se debe a su importante contribución a la producción mundial de alimentos: representa el 14% del total mundial, el 12% de la tierra cultivable y sólo el 8,6% de la población mundial.

Ironía

Sin embargo, a pesar de esta abundancia en la producción de alimentos, la inseguridad alimentaria en Latinoamérica es una triste realidad.

Bazoberry ve la situación actual como un problema estructural con raíces en las políticas gubernamentales, donde la prioridad de Latinoamérica ha sido convertirse en el granero de China y vender la mayor parte de su producción proteica. Considera que esta tendencia es una "situación injusta y sin sentido".

Latinoamérica ha centrado su atención y los subsidios principalmente en el sector agroindustrial, lo que ha generado la sobreexplotación de la tierra para satisfacer la creciente demanda china. Por el contrario, Pekín ha priorizado recientemente directrices claras para la conservación del suelo. Esta divergencia de políticas resalta la disparidad en los enfoques sobre el uso sostenible de la tierra entre Latinoamérica y China.

"Cuando se trata de la conservación del suelo, los chinos son muy estrictos porque entienden que es un recurso vital para el futuro, para nuestro planeta", añadió Bazoberry.

Países como Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Bolivia dependen en gran medida de las exportaciones agrícolas a China. Su afán por afianzarse en el vasto mercado chino ha llevado a la destrucción de la fertilidad del suelo y a la expansión de las fronteras agrícolas, particularmente en regiones ecológicamente sensibles como la selva amazónica y el Gran Chaco.

Esta expansión ha resultado en la pérdida de biodiversidad, planteando un importante desafío ambiental para la región.

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