Crimen y Justicia
"Llueven balas" en una ciudad ecuatoriana sumida en el narcoterrorismo
El reciente aumento de la inseguridad en Ecuador es ahora el principal problema que el recién elegido Presidente Daniel Noboa pretende resolver.
AFP |
GUAYAQUIL, Ecuador - En una calle normalmente tranquila, dos hombres yacen muertos rodeados de sangre y casquillos de bala, las últimas víctimas de una serie de asesinatos que se han convertido en un acontecimiento habitual en la ciudad portuaria ecuatoriana de Guayaquil.
Los informes policiales y las imágenes de las cámaras de seguridad vistas por AFP revelan a un grupo de hombres charlando en una esquina cuando una furgoneta blanca, con la puerta abierta de par en par, da la vuelta a la esquina y unos hombres armados saltan y abren fuego.
"Llovían balas", dijo un vecino a un equipo de la AFP que llegó tras el asesinato del domingo en la avenida Machala.
El día anterior, en otro lugar, "dos personas murieron en un tiroteo, entre ellas un policía", dijo el militar Alex Merchan, que dirige un puesto de control con un grupo de soldados en Durán, al otro lado del río desde Guayaquil.
Sin embargo, las fuerzas de seguridad describen el fin de semana como relativamente tranquilo en comparación con la mayoría en la ciudad apodada "Guayakill" en las redes sociales. En un fin de semana de septiembre se produjeron 30 asesinatos, y en otro, 24.
El aumento de la inseguridad en Ecuador, anteriormente un lugar pacífico situado entre las naciones productoras de cocaína de Colombia y Perú, es el principal reto que el recién elegido Presidente Daniel Noboa debe abordar urgentemente.
Luego de que el domingo 15 de octubre la autoridad electoral lo declarara ganador, Noboa prometió que "mañana empezamos a trabajar para reconstruir un país que ha sido seriamente afectado por la violencia, la corrupción y el odio".
"El gato y el ratón"
Guayaquil, ciudad de casi tres millones de habitantes, se ha llevado la peor parte de la caída de Ecuador en la violencia del narcotráfico, con delincuentes extranjeros que utilizan el puerto para traer cocaína procedente de sus vecinos.
El negocio ha traído consigo un derramamiento de sangre.
Cientos de personas han muerto en enfrentamientos entre bandas en las cárceles, las calles han sido afectadas por coches bomba y a las víctimas de secuestros se les han cortado los dedos para aumentar las peticiones de rescate.
Según el Observatorio del Crimen Organizado de Ecuador, en los seis primeros meses de 2023 se produjeron casi 1.500 asesinatos, casi el doble que en el mismo periodo de 2022.
Fue en un puente peatonal que cruza una autopista de diez carriles, cerca de donde Merchan y un grupo de soldados han establecido su puesto de control, donde dos cadáveres decapitados quedaron colgando de un puente en febrero.
Sus hombres registran los vehículos que pasan en busca de drogas, armas y explosivos, en lo que él llama un "juego del gato y el ratón" con los delincuentes.
Guayaquil ofrece un paisaje de contrastes entre relucientes edificios modernos y lujosas villas, ocultas tras alambrados de púas, y barrios pobres asolados por la delincuencia.
"La delincuencia aquí es ahora una mezcla de delitos menores, tráfico de drogas y actividades mafiosas", afirma un periodista local que habla bajo condición de anonimato de una violencia casi "inexistente hace dos años".
"Los asesinos atacan en cualquier lugar y en cualquier momento. No hay reglas".
Las víctimas son casi siempre hombres, generalmente recién salidos de la cárcel, y los asesinos suelen ser "adolescentes", afirma Merchan.
"Ese es mi marido"
Está en juego el control del territorio y de las rutas del narcotráfico.
Según el noticiero local Primicias, se trata de controlar "la salida de droga por el río Guayas hacia el Golfo de Guayaquil".
Entre las bandas involucradas figuran el grupo criminal más peligroso del país, Los Choneros, y una red de rivales como los Lagartos, los Tiguerones y las Águilas.
Las bandas mantienen complejas alianzas con grupos mexicanos como el cartel de Sinaloa, grupos guerrilleros colombianos y traficantes balcánicos.
La batalla por el control se desarrolla en gran medida en el inmenso complejo penitenciario en las afueras de la ciudad, donde el líder de los Choneros, José Adolfo Macías, alias "Fito", lleva recluido desde 2011.
Sin embargo, los inocentes quedan atrapados en los disparos, como una de las víctimas de la avenida Machala, a la que la policía describió como "daño colateral" en cualquier ajuste de cuentas.
"Ese es mi marido", gritó una mujer arrojándose sobre su cuerpo, cubierto con una sábana azul.