Medio Ambiente
Proyecto de reforestación amazónica en Brasil pretende reactivar los mercados de carbono
Una empresa brasileña busca reconstruir la confianza en el asediado mercado del carbono mediante la plantación de especies nativas que prosperan en el Amazonas.
Por AFP |
MÃE DO RIO, Brasil -- En la Amazonia brasileña, los trabajadores utilizan tubos metálicos para sembrar plántulas en rápida sucesión, como parte de un esfuerzo por reforestar la selva con millones de árboles.
El proyecto cuenta con respaldo financiero de Estados Unidos y jugosos contratos con empresas como Google, Microsoft y el equipo McLaren F1, que quieren utilizar el área reforestada para compensar millones de toneladas de emisiones de carbono.
Al plantar especies nativas que prosperarán en el Amazonas, la empresa brasileña Mombak espera restaurar la credibilidad de un mercado de carbono plagado de escándalos en un momento crucial para el calentamiento del planeta.
"Identificamos una gran oportunidad en el mercado, que es el objetivo global de reducir las emisiones en los próximos años", dijo el cofundador de Mombak, Gabriel Silva, en la granja Turmalina en el estado norteño de Pará.
"La Amazonía es el mejor lugar del mundo para reforestar", añadió, y mencionó la pérdida de 60 millones de hectáreas desde 2015.
Créditos de carbono contaminados
El mercado de carbono se basa en vender créditos a empresas para compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero financiando la reforestación o protegiendo los sumideros de carbono existentes que absorben CO2.
Sin embargo, la idea de los créditos de carbono ha recibido un duro golpe recientemente, ya que la investigación científica ha demostrado en repetidas ocasiones que las afirmaciones sobre la reducción de emisiones están muy sobrevaloradas, o incluso son totalmente falsas.
El mercado también ha sido objeto de críticas por considerarlo una herramienta de "lavado verde", que permite a las empresas afirmar que son neutrales en emisiones de carbono cuando en realidad no hacen mucho por reducirlas.
Una de las razones por las que los proyectos de reforestación han resultado ineficaces es que muchos se centran en monocultivos, como el eucalipto, que debilitan los ecosistemas con el tiempo.
Desde su fundación en 2021, Mombak ha comprado nueve granjas en el estado de Pará para replantar árboles.
La primera de ellas, Turmalina, una antigua hacienda ganadera, cubre 3.000 hectáreas. Está situada al este de Belém, la capital de Pará, que será sede en noviembre de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2025 (CMNUCC COP 30).
"Imitar a la naturaleza"
En sólo 18 meses se han plantado tres millones de esquejes de 120 especies autóctonas diferentes.
"Queremos imitar a la naturaleza", construir un bosque "resiliente", explicó el biólogo Severino Ribeiro.
Los primeros árboles que se plantarán son los que crecen mejor bajo el sofocante sol amazónico. Luego será el turno de las especies más frágiles, que prosperan a su sombra.
Algunos de los árboles recién plantados ya tienen varios metros de altura.
Entre ellos se encuentran 300.000 ejemplares de seis especies en peligro de extinción según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Entre ellos se encuentra el Lapacho amarillo, un árbol emblemático de Brasil.
Mombak pretende plantar al menos 30 millones de árboles para 2032, en un área cinco veces mayor que la isla de Manhattan de Nueva York.
El proyecto está financiado por inversores privados, así como por organizaciones como el Banco Mundial.
Estados Unidos anunció en noviembre un préstamo de 37,5 millones de dólares a Mombak, durante una visita del presidente estadounidense Joe Biden al Amazonas.
Los contratos con empresas incluyen un tonelaje preciso de emisiones que se compensarán durante un período específico.
El contrato de Microsoft pretende compensar 1,5 millones de toneladas de CO2, uno de los mayores de su tipo en el mundo, según Mombak.
Los montos de los contratos se mantienen en secreto, pero Mombak dice que deben ser "elevados", ya que estos proyectos necesitan "capital intensivo" para ser viables.
El proyecto Mombak aún debe ser validado por Verra, una organización estadounidense que es una de las principales certificadoras privadas de créditos de carbono.
El año pasado, Verra reforzó sus métodos tras enfrentarse a las críticas de que los proyectos que había validado en realidad ahorraban poco o nada de carbono en comparación con sus promesas.