Sociedad
Los futbolistas chilenos "trasplantados" promueven la donación de órganos
Tras dos trasplantes de hígado, Héctor Sánchez afirma que promover la donación de órganos a través del deporte es la forma de retribuir su "segunda oportunidad en la vida".
Por AFP |
SANTIAGO -- Con la victoria por 5-1 de su equipo sobre España, Héctor Sánchez pudo decir que era un verdadero campeón internacional de fútbol, aunque no de la forma en que soñaba de niño.
Diagnosticado con una enfermedad hepática en su juventud, a este vendedor de automóviles chileno los médicos lo instaron durante mucho tiempo a no salir al campo de juego.
Dos trasplantes de hígado más tarde, y con un equipo de otros 20 receptores de órganos, Sánchez se alzó con la victoria en la Copa Mundial de Fútbol de Trasplantados disputada en septiembre.
"Si no fuera por el trasplante, quizá no estaría aquí", declaró a AFP al término de un reciente partido benéfico en Santiago.
Su deseo es brindar esta oportunidad a otros. Aunque la selección chilena triunfó en el Mundial, la situación en su país es difícil para otros en sus circunstancias.
Los índices de donación de órganos son bajos a pesar de la legislación progresista en la materia.
Para Sánchez, de 31 años, promover la donación de órganos a través del deporte es la forma de retribuir su "segunda oportunidad en la vida".
Las reformas legislativas no bastan
Las reformas de 2010, encaminadas promover la donación de órganos, modificaron la ley para considerar a todos los adultos presuntos donantes, a menos que opten activamente por no serlo.
Sin embargo, muchos habitantes siguen negándose, hasta el punto de que la tasa de trasplantes de Chile, 10 por millón de habitantes, es de casi la mitad de la de Uruguay, el líder regional (19,7 por millón).
La Unión Europea tiene una tasa de donantes de 20,9 por millón, mientras que España, líder mundial, alcanza los 48,9 por millón.
Parte del problema es la ley: Chile sólo considera donantes potenciales a los pacientes con muerte cerebral, a diferencia de España, por ejemplo, donde las donaciones de órganos pueden proceder de fallecidos recientes, como los que mueren repentinamente de un infarto.
Otra parte del rompecabezas es cultural, ya que las familias suelen negarse a que los médicos extraigan de sus seres queridos fallecidos órganos viables para trasplantes.
"Hay mucha gente que cree que [al cadáver] le sacarán los ojos", dejando el cuerpo profanado, explica Ruth Leiva, directora de la Unidad de Trasplantes del Hospital San José.
"Soy una persona normal"
Unos 2.200 candidatos están hoy en Chile en lista de espera para un trasplante de órganos, y durante años Sánchez fue uno de ellos.
Tuvo complicaciones hepáticas desde su nacimiento y necesitó un trasplante al llegar a la adolescencia, pero no pudo recibirlo hasta los 24 años.
"Empiezas a renacer; es tu segunda oportunidad. Para mí fue así, física y emocionalmente", afirma.
En el campo, lo único que distingue a su equipo amateur de los demás son las cicatrices ocultas bajo sus camisetas.
No utilizan ninguna protección especial ni necesitan reglas especiales.
"Cuando entras en el campo, te olvidas de todo. Soy una persona normal; soy la persona más feliz", afirma Sánchez.