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Un mortífero ataque revela la maquinaria de censura china
Las autoridades tardaron casi 24 horas en revelar que decenas de personas habían muerto en un incidente ocurrido en la ciudad meridional de Zhuhai, lo que demuestra cómo China entra en acción para bloquear la información que no quiere que se comparta.
Por AFP |
PEKÍN -- Al menos 35 personas murieron y decenas más resultaron heridas el 11 de noviembre cuando un hombre arrolló con su vehículo a los peatones que hacían ejercicio en los alrededores de un centro deportivo de la ciudad de Zhuhai, en el sur de China.
Las imágenes que mostraban cuerpos tendidos en la acera aparecieron en las redes sociales en las horas posteriores al accidente, pero desaparecieron al día siguiente, y la policía local sólo informó de «heridos.»
Las autoridades tardaron casi 24 horas en revelar que habían muerto docenas de personas, en uno de los incidentes mortales más graves ocurridos en el país en años.
China demostró cómo se pone en acción para bloquear la información que no quiere que se comparta.
Limpieza de las redes sociales
China vigila de cerca las plataformas de las redes sociales, donde es habitual que se eliminen palabras y temas delicados, a veces en cuestión de minutos.
En Weibo, una plataforma de redes sociales similar a X, se borraron rápidamente videos y fotos que mostraban los sangrientos momentos posteriores al incidente.
También se retiraron los videos de los momentos posteriores, publicados en Xiaohongshu, el equivalente chino a Instagram.
Las autoridades chinas no revelaron la muerte de decenas de personas hasta casi 24 horas después del atentado. Los medios de comunicación estatales informaron sobre las 35 muertes poco después de las 6:30 p.m. del 12 de noviembre.
Poco después, el hashtag "Un hombre embiste a la multitud en Zhuhai y causa 35 muertos" se convirtió en la tendencia número 1 en Weibo y alcanzó 69 millones de visitas en una hora.
El accidente mortal se produjo en vísperas del mayor espectáculo aéreo de China, que se celebraba en la misma ciudad, un acontecimiento promocionado durante semanas por los medios de comunicación estatales del país, férreamente controlados.
Narrativa oficial
En China, los medios de comunicación estatales también actúan como portavoces gubernamentales.
En la mañana del 13 de noviembre, el diario estatal Global Times publicó un breve artículo sobre el "caso de la embestida del vehículo" en la página 3, en marcado contraste con la portada dedicada a los aviones de combate en el espectáculo aéreo próximo a realizarse.
ElPeople's Dailydel Partido Comunista publicó las instrucciones del presidente chino, Xi Jinping, de atender a los residentes heridos y castigar al responsable en un breve bloque de texto en su primera página.
El 12 de noviembre, Xinwen Lianbo, el principal programa de noticias vespertino de la cadena estatal CCTV, dedicó aproximadamente un minuto y medio a la directiva de Xi de "atender a los heridos" durante los 30 minutos que duró el programa, pero no compartió ninguna imagen de la ciudad.
Reporteros de la AFP que se encontraban en Zhuhai vieron a repartidores que colocaban de ramos de flores, pedidos por Internet, junto a velas encendidas para conmemorar a las víctimas.
Pero pocas horas después, el personal de limpieza despejó el lugar conmemorativo, y algunos dijeron a la AFP que cumplían "órdenes de arriba".
A un puñado de personas que se encontraban en el lugar, un vehículo policial y guardias de seguridad les impidieron grabar videos al grito de: "¡No se puede filmar!".
Una larga historia de censura
China tiene un largo historial de medidas drásticas contra la difusión de información, que a veces provocan costosos retrasos en la respuesta.
En 2008, las autoridades se esforzaron por acallar las noticias sobre la leche contaminada que envenenó a unos 300.000 niños, días antes del comienzo de los Juegos Olímpicos de Pekín.
Ese mismo año, el gobierno chino también restringió el acceso de los medios de comunicación extranjeros cuando estallaron las protestas tras un terremoto en la provincia de Sichuan que causó la muerte de unas 70.000 personas.
Y los organismos de censura chinos retrasaron una respuesta temprana al COVID-19, penalizando a los funcionarios sanitarios locales que advirtieron de la rápida propagación de un coronavirus.