Diplomacia

La caída del régimen de al-Ássad en Siria muestra el riesgo de depender de Moscú

Atrapada por su guerra elegida en Ucrania, Rusia tuvo que ver cómo su principal aliado en Oriente Medio caía en manos de los rebeldes. ¿Será Venezuela la próxima?

Esta fotografía tomada en Moscú el 9 de diciembre muestra las primeras páginas de algunos periódicos rusos, dominadas por historias sobre la caída del presidente sirio Bashar al-Ássad. [Alejandro Nemenov/AFP]
Esta fotografía tomada en Moscú el 9 de diciembre muestra las primeras páginas de algunos periódicos rusos, dominadas por historias sobre la caída del presidente sirio Bashar al-Ássad. [Alejandro Nemenov/AFP]

Por Entorno y AFP |

KIEV – Muchos en la comunidad internacional acogieron con satisfacción el derrocamiento del líder sirio Bashar al-Ássad, vinculando la caída del régimen a su dependencia de Moscú, cuyo ejército está inmerso en la guerra de Ucrania.

Rusia tiene bases militares y navales de valor estratégico en el país, donde lanzó una intervención militar del lado de al-Ássad en 2015.

Dos años más tarde, el presidente ruso Vladimir Putin declaró que Moscú había cumplido su misión en la guerra civil de Siria y que Rusia estaba allí para quedarse.

"Si los terroristas vuelven a levantar la cabeza, realizaremos ataques sin precedentes, diferentes a todo lo que hayan visto", declaró el 11 de diciembre de 2017.

El presidente ruso Vladimir Putin (derecha) le da la mano a su homólogo sirio Bashar al-Ássad en Moscú el 24 de julio, en esta fotografía de archivo distribuida por la agencia estatal rusa Sputnik. Los rebeldes tomaron Damasco el 8 de diciembre, lo que hizo huir a al-Ássad, muy probablemente a Moscú. [Valéry Sharifulin/Pool/AFP]
El presidente ruso Vladimir Putin (derecha) le da la mano a su homólogo sirio Bashar al-Ássad en Moscú el 24 de julio, en esta fotografía de archivo distribuida por la agencia estatal rusa Sputnik. Los rebeldes tomaron Damasco el 8 de diciembre, lo que hizo huir a al-Ássad, muy probablemente a Moscú. [Valéry Sharifulin/Pool/AFP]

Pero cuando los rebeldes, dominados por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), arrasaban Siria en las últimas semanas con el objetivo de derrocar al principal aliado de Rusia en Medio Oriente, esos ataques «sin precedentes» no llegaron a materializarse.

El costo de la guerra

El esfuerzo bélico de Moscú en Ucrania ha agotado su capacidad para apoyar a Siria, según indicaron analistas y funcionarios ucranianos.

En febrero de 2023, el entonces secretario de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace, estimó que "el 97% del ejército ruso, todo el ejército ruso, está en Ucrania".

"Si el 97% del ejército ruso está ahora comprometido con Ucrania, con una tasa de desgaste muy, muy alta, y potencialmente su efectividad en combate mermada en un 40%, y casi dos tercios de sus tanques destruidos o rotos, eso tiene un impacto directo en la seguridad de Europa", afirmó.

"Nuestra participación allí tuvo un costo", comentó al New York Times Anton Mardasov, un analista radicado en Moscú que se centra en Medio Oriente, en un artículo del 8 de diciembre, refiriéndose a la guerra de Rusia en Ucrania. "El costo fue Siria".

Las décadas de gobierno de al-Ássad convirtieron a "Siria en un Estado paria que dependía de la protección y el apoyo de otras dictaduras", señaló el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania en un comunicado del 8 de diciembre.

Su derrocamiento "también debilitará significativamente el expansionismo de Rusia, que durante años ha utilizado el territorio sirio, sus recursos y su pueblo como punto de apoyo para extender su influencia destructiva en el Medio Oriente, para minar la estabilidad y la seguridad regionales y para crear focos de amenaza para los estados vecinos de Siria", explicó.

"Assad ha caído", indicó el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Andrii Sybiha, en X. "Así ha sido y será siempre para los dictadores que apuestan por Putin. Siempre traiciona a quienes confían en él".

"Socios poco fiables"

El primer ministro polaco, Donald Tusk, señaló que el derrocamiento de al-Ássad demostraba que Rusia y sus aliados pueden ser derrotados.

El miembro de la Unión Europea (UE) y la OTAN sirve como un centro logístico crucial para la ayuda militar occidental a Kiev.

"Los acontecimientos en Siria han hecho que el mundo se dé cuenta una vez más, o al menos debería hacerlo, de que incluso el régimen más cruel puede caer y que Rusia y sus aliados pueden ser derrotados", escribió Tusk en X.

"Rusia e Irán fueron los principales patrocinadores del régimen de al-Ássad, y comparten la responsabilidad por los crímenes cometidos contra el pueblo sirio", afirmó el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.

"También demostraron ser socios poco fiables, abandonando a al-Ássad cuando dejó de serles útil".

"El fin de la dictadura de al-Ássad es un acontecimiento positivo y largamente esperado", publicó en X la máxima diplomática de la UE, Kaja Kallas. "También muestra la debilidad de los partidarios de al-Ássad, Rusia e Irán".

"No hubo tiempo para Siria"

"¿De qué sirve Rusia como socio si no puede salvar a su cliente más antiguo en Oriente Medio de un grupo heterogéneo de milicias?" preguntó Eugene Rumer, director del Programa Rusia y Eurasia del Carnegie Endowment for International Peace de Washington.

"Además del revés operativo, también es un golpe diplomático y a su reputación".

La victoria rebelde, comentó al New York Times, se ha convertido en "parte del precio que están pagando por la guerra en Ucrania".

"Las prioridades cambiaron totalmente", afirmó el periodista ruso Denis Korotkov. "No hubo tiempo para Siria".

Regímenes vulnerables en Latinoamérica

La caída del régimen de al-Ássad subraya la fragilidad de los gobiernos autoritarios y señala posibles efectos en cadena en Latinoamérica, a pesar del respaldo de aliados como Rusia e Irán.

Ambas naciones han visto disminuida su capacidad para apoyar a socios en Medio Oriente, y mucho más en regiones distantes como Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Los gobiernos de Caracas, Managua y La Habana están observando de cerca el colapso de Siria "con gran aprensión", expresó Geoff Ramsey, analista del Atlantic Council, afirmó la Voz de América (VOA) en un artículo publicado el 10 de diciembre.

"Esto envía una señal de vulnerabilidad a los aliados latinoamericanos del régimen de al-Ássad y podría socavar la percepción de Rusia como un garante confiable de estabilidad y apoyo político, militar y económico", precisó Ramsey.

Elsa Cardozo, profesora y experta en relaciones internacionales, explicó a la VOA que ni Rusia ni Irán están en condiciones de brindar un apoyo inquebrantable a regímenes ideológicamente alineados con ellos, como el de al-Ássad.

Señaló que la guerra en Ucrania ha agotado los recursos de Moscú, mientras que Teherán, preocupado por la escalada de tensiones con Israel, no ha podido brindar asistencia significativa a al-Ássad durante el año pasado.

Cardozo añadió que el desafío de defender a los aliados se vuelve aún más difícil cuando esos aliados están "a miles de kilómetros de distancia", por ejemplo, en las Américas.

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