Diplomacia

El colapso económico cubano obliga a China a repensar los lazos comerciales

La relación entre Cuba y China se ha convertido en una serie de solemnes declaraciones de solidaridad, con poco que demostrar.

Una motocicleta ilumina la calle bajo una lluvia torrencial durante el apagón nacional causado por un fallo de la red eléctrica en La Habana el 19 de octubre. [Adalberto Roque/AFP]
Una motocicleta ilumina la calle bajo una lluvia torrencial durante el apagón nacional causado por un fallo de la red eléctrica en La Habana el 19 de octubre. [Adalberto Roque/AFP]

Por Iván Sarmiento |

Los cubanos están atravesando uno de los períodos más difíciles de las últimas seis décadas a medida que se deshacen los vínculos de larga data con China.

La crisis económica que comenzó en 2020 se vio agravada recientemente por un apagón total de más de cuatro días y, a continuación, por el impacto del huracán Oscar, que se cobró siete vidas y causó cuantiosos daños materiales.

En la noche del 17 de octubre, la mitad de los nueve millones de habitantes de Cuba se quedaron sin electricidad y, a la mañana siguiente, todo el país se encontraba sin suministro eléctrico.

El 20 de octubre, se había restablecido el suministro eléctrico al 70% de los cubanos, pero luego el huracán Oscar azotó el este de Cuba, dejando siete muertos y destrozos masivos en toda la provincia de Guantánamo.

Residentes de la ciudad costera de Guanímar en la provincia de Artemisa, Cuba, al suroeste de La Habana, caminan por una calle inundada tras el paso del huracán Helene el 25 de septiembre. [Yamil Lage/AFP]
Residentes de la ciudad costera de Guanímar en la provincia de Artemisa, Cuba, al suroeste de La Habana, caminan por una calle inundada tras el paso del huracán Helene el 25 de septiembre. [Yamil Lage/AFP]
El presidente chino Xi Jinping (derecha) saluda a Miguel Díaz-Canel, entonces vicepresidente primero del Consejo de Estado de Cuba y ahora presidente, en Pekín durante junio de 2013. [Ed Jones/Pool/AFP]
El presidente chino Xi Jinping (derecha) saluda a Miguel Díaz-Canel, entonces vicepresidente primero del Consejo de Estado de Cuba y ahora presidente, en Pekín durante junio de 2013. [Ed Jones/Pool/AFP]

En medio de la tragedia que se estaba desarrollando, se supo que China había cancelado varios acuerdos comerciales con Cuba, insistiendo en que La Habana implementara reformas económicas "orientadas al mercado".

La medida de Pekín transmitió una falta de confianza en las reformas genuinas que podrían revitalizar la economía cubana y la creencia de que la deuda de Cuba excede su capacidad de pago, según varios medios.

El Financial Times (FT) de Gran Bretaña publicó un artículo el 13 de octubre: "China no es el 'sugar daddy' de Cuba: Los lazos entre las naciones comunistas se debilitan", analizando cómo el colapso económico de Cuba está poniendo a prueba sus relaciones con China.

El Estado cubano debe sumas sustanciales a importantes empresas chinas, informaron al Financial Times fuentes familiarizadas con los acuerdos comerciales y las deudas de Cuba con China.

Los incumplimientos de pagos de Cuba a China comenzaron en 2006 cuando, durante una "revolución energética", el gobierno cubano comenzó a reemplazar electrodomésticos estadounidenses que funcionaban bien por equipos chinos, informó en octubre Cuba Noticias 360, un medio de noticias cubano independiente.

Cuba también debe cientos de millones de dólares a importantes empresas chinas como Huawei y Yutong, según un empresario extranjero familiarizado con el comercio en la isla que habló con el Financial Times.

"Solidaridad"

La economía improductiva y centralizada de Cuba, sumada a la escasez de materias primas, ha dejado a la isla con pocas exportaciones y ofertas limitadas para China.

La alguna vez próspera industria azucarera ha caído fuertemente y su producción ahora es insuficiente incluso para el consumo interno. Este declive ha provocado la cancelación de un acuerdo de larga data para exportar 400.000 toneladas anuales de azúcar a China.

"China no es el 'sugar daddy' de Cuba", declaró al Financial Times Fulton Armstrong, exfuncionario de inteligencia nacional de los Estados Unidos para Latinoamérica, dando pie al titular del artículo.

"Es principalmente una relación de declaraciones solidarias. No es una relación estratégica para ninguno de los dos países", añadió.

Esta fue la situación el 22 de octubre durante la visita a Cuba de Li Shulei, miembro del Politburó chino y director del Departamento de Publicidad del Comité Central del Partido Comunista de China (PCC).

Li expresó el deseo de China de colaborar con Cuba para promover los lazos tradicionales, ampliar la cooperación amistosa y apoyarse mutuamente en la construcción de una comunidad China-Cuba de futuro compartido, dijo el canal de televisión estatal chino CGTN.

Una "declaración de solidaridad" a la que había hecho referencia apenas un día antes Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, subrayaba que "China y Cuba son buenos amigos, buenos camaradas y buenos hermanos", reafirmando el compromiso de Pekín de solidarizarse con Cuba durante sus desafíos actuales.

"Creemos que bajo el fuerte liderazgo del Partido Comunista de Cuba, el pueblo cubano superará las dificultades actuales y avanzará en su causa socialista", añadió el portavoz.

A pesar de estas declaraciones de amistad, Cuba no figura en la lista de los principales aliados de China en Latinoamérica.

En la región, solo Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Perú y Venezuela tienen "asociaciones estratégicas integrales" con China, señaló el Financial Times.

En público, Pekín defiende el derecho de los cubanos a establecer su propia política económica.

Sin embargo, según economistas y diplomáticos informados de la situación, las autoridades chinas "llevan mucho tiempo instando a los dirigentes cubanos a que abandonen su economía planificada verticalmente y adopten un modelo más cercano al chino", informó el FT.

La renuencia de Cuba a implementar las reformas necesarias ha dejado perplejos a los funcionarios y líderes empresariales chinos, ya que esperan que La Habana adopte reformas favorables al mercado similares a las de China a fines de la década de 1970, según fuentes citadas por el Financial Times.

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