Por Entorno y AFP | 2023-09-20

NACIONES UNIDAS – El presidente Santiago Peña de Paraguay, uno de los cada vez menos numerosos países que reconocen a Taiwán, pidió el martes 19 de septiembre su readmisión en las Naciones Unidas (ONU) en reconocimiento de sus credenciales democráticas.

Al dirigirse a la Asamblea General, Peña señaló que el organismo mundial debería reflejar "prácticas participativas, democráticas y equitativas" acorde a la Carta de la ONU.

"En este sentido, Paraguay expresa su apoyo a que la República de China -Taiwán- sea parte integral de las Naciones Unidas", declaró Peña.

El líder paraguayo hizo estos comentarios a la vez que China aumenta la presión para excluir completamente a Taiwán de los organismos internacionales.

Taiwán, a donde huyeron los nacionalistas del continente después de perder la guerra civil en 1949, representó durante décadas a China en la ONU, incluso con un asiento con derecho a veto en el poderoso Consejo de Seguridad.

Pero en 1971, Beijing ganó suficiente apoyo como para que la Asamblea General expulsara a Taiwán en favor de la República Popular China (RPC).

Estados Unidos, que se opuso a la medida, reconoció a Beijing en 1978 y rompió relaciones con Taiwán, que desde entonces se ha transformado en una democracia.

Estados Unidos todavía mantiene relaciones no oficiales con Taiwán y le vende armas para defenderse en caso de una invasión de Beijing, que algunos funcionarios estadounidenses temen que sea cada vez más probable.

China considera a Taiwán como parte de su territorio en espera de reunificación y promete apoderarse de él algún día, por la fuerza si es necesario. Los funcionarios de Washington han citado el año 2027 como posible fecha para una invasión.

Las crecientes preocupaciones surgen debido a que China aumenta la presión militar sobre Taiwán, realizando juegos de guerra a gran escala que simulan un bloqueo en la isla, mientras realiza incursiones casi diarias con aviones de combate y envía buques chinos a sus aguas.

La última demostración masiva de fuerza de China se produjo el lunes cuando Beijing envió más de 100 aviones de combate en 24 horas alrededor de la isla, lo que llevó a Taipei a denunciar las "acciones unilaterales destructivas".

"Un riesgo monstruoso"

Un bloqueo chino a Taiwán sería un "riesgo monstruoso" para Beijing y probablemente fracasaría, mientras que una invasión militar sería extremadamente difícil, dijeron el martes altos funcionarios del Pentágono al Congreso.

"Probablemente no tendría éxito y representaría un enorme riesgo de agravamiento de la situación para la República Popular China, donde probablemente tendría que considerar si está dispuesta o no a comenzar a atacar buques marítimos comerciales", comentó Ely Ratner, subsecretario de defensa de Estados Unidos. para Asuntos de Seguridad del Indo-Pacífico, al Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.

"Un bloqueo sería devastador para la comunidad internacional y probablemente induciría una respuesta amplia y profunda... la cual Beijing probablemente estaría tratando de evitar", añadió.

El general de división del ejército estadounidense Joseph McGee, subdirector del Estado Mayor Conjunto, secundó esta afirmación.

"Es mucho más fácil hablar de un bloqueo que realmente llevarlo a cabo", afirmó.

También señaló el terreno montañoso de la isla y la vía fluvial del Estrecho de Taiwán que la separa de China continental, diciendo que "no hay absolutamente nada fácil en una invasión del EPL [Ejército Popular de Liberación] de Taiwán".

"Tendrían que concentrar decenas de miles, tal vez cientos de miles, de tropas en la costa este, y eso sería una señal clara", expresó McGee, añadiendo que las operaciones combinadas de asalto anfibio y aéreo serían "una operación conjunta extremadamente complicada".

Sólo 12 países, además del Vaticano, reconocen a Taiwán, y Beijing ejerce presión concertada en los países vinculados a Taipei.

El vicepresidente taiwanés William Lai, favorito en las elecciones presidenciales del próximo año, voló a Paraguay el mes pasado para asistir a la toma de posesión de Peña.

Transitó por Estados Unidos, lo que provocó protestas de Beijing.