Crimen y Justicia
Razones por las que Ecuador se convirtió en uno de los países más violentos de Latinoamérica
La inteligencia militar ha identificado 26 bandas de narcotraficantes fuertemente armadas que operan en el país con unos números que, según los expertos, podrían rivalizar con los 60.000 efectivos policiales de Ecuador.
AFP |
QUITO -- Hace apenas unos años, Ecuador era una oasis de paz entremedio de Colombia y Perú, los mayores productores de cocaína del mundo.
Sin embargo, desde 2018 las incautaciones de drogas y los homicidios han aumentado de manera alarmante, atribuidos en gran medida a grupos de crimen organizado transnacional.
El asesinato ocurrido el 9 de agosto del candidato centrista Fernando Villavicencio -- hasta entonces segundo en las encuestas de cara a las elecciones presidenciales del 20 de agosto -- ha sacudido al país hasta sus entrañas.
Seis colombianos han sido arrestados por su relación con el ataque a tiros fuera del mitin de campaña, y un séptimo murió en un tiroteo con agentes de seguridad.
El año pasado la violencia relacionada con las drogas en Ecuador impulsó la tasa de homicidios a 26 por cada 100.000 habitantes, casi el doble del nivel del año anterior.
El presidente Guillermo Lasso, que ha mantenido su lucha contra las bandas de narcotraficantes sin poder detener la creciente violencia, acusó al "crimen organizado" de matar a Villavicencio, un ex periodista que había denunciado casos de corrupción y recibido amenazas de muerte de la banda de narcotraficantes conocida como Los Choneros.
El ministro del Interior, Juan Zapata, ha dicho que hay más de 13 grupos de crimen organizado que operan en Ecuador, el más antiguo y poderoso es el de Los Choneros, ahora aliado con el cártel de Sinaloa de México.
La inteligencia militar del país señala que ha identificado hasta 26 bandas activas de narcotraficantes, que están fuertemente armadas y con números que, según los expertos, tal vez podrían equipararse con las 60.000 fuerzas policiales de Ecuador.
Los analistas comentaron a AFP que las guerras contra las drogas en México y Colombia han ejercido presión sobre los cárteles de esos países, así como sobre las mafias albanesas, impulsándolos a establecerse y operar en Ecuador.
Para los narcotraficantes, los puertos de Ecuador en el Pacífico les representan centros neurálgicos desde donde exportar cocaína a Europa y Estados Unidos.
Las pandillas también se han sentido atraídas por las fronteras frágiles del país, la economía dolarizada, la corrupción generalizada y la falta de controles de lavado de dinero, afirmaron los expertos.
"Violencia extrema"
Jorge Restrepo, director del centro de estudios CERAC de Colombia, indicó que los cárteles pueden operar en Ecuador "a un menor costo de producción".
"Ecuador tiene una política de lucha contra el crimen organizado que no ha podido impedir que las fuerzas gubernamentales y los organismos judiciales hayan sido objeto de infiltraciones por parte del crimen organizado vinculado a las drogas", señaló a AFP.
Luis Córdova Alarcón, quien dirige un programa sobre conflicto y violencia en la Universidad Central de Ecuador, data el comienzo de la "violencia criminal extrema" al caso de un coche bomba mortal en enero de 2018.
El ataque destruyó parcialmente una sede policial e hirió a 23 personas en un pueblo en la frontera con Colombia.
Se culpó a un disidente del grupo guerrillero colombiano FARC, quien asesinó a tres periodistas que trabajaban para el periódico El Comercio de Quito y fue asesinado ese año por guardias de seguridad colombianos.
El atentado con coche bomba fue seguido por sangrientas matanzas entre bandas de narcotraficantes rivales en las cárceles que dejaron 430 reclusos muertos durante los siguientes tres años.
Al igual que en México, los ecuatorianos comenzaron a ver cuerpos desmembrados en las calles, cadáveres colgados de puentes y secuestros por rescate en los que los captores cortaban los dedos o las orejas de sus víctimas.
Entre las víctimas de la violencia en Ecuador se encuentran alcaldes, jueces, fiscales y decenas de civiles inocentes.
Mientras tanto, las incautaciones de cocaína han aumentado constantemente.
Los expertos sostienen que el creciente número de incautaciones y la represión policial en las prisiones desde las que operan muchos líderes de bandas de narcotraficantes solo ha servido para empeorar la situación.
“Ecuador se vuelve cada vez más violento por la forma en que el Estado interviene a través de sus fuerzas de seguridad, capturando a los cabecillas y aumentando los decomisos de cocaína”, declaró Córdova Alarcón.
Los delincuentes se vuelven más violentos a medida que defienden sus negocios, así como otras actividades ilícitas como la extracción ilícita de oro y el tráfico de armas, explicó.
“El crimen organizado ya se está apoderando del estado”, agregó.