Política
Grietas en la armadura: la purga militar de Xi Jinping plantea cuestiones de control
La frecuencia de estas purgas sugiere una preocupación mayor: la lealtad dentro de los grados no es tan firme como a Xi le gustaría.
![El presidente chino y jefe del Partido Comunista, Xi Jinping, también presidente de la Comisión Militar Central de su país, saluda a oficiales de alto rango y representantes de soldados y personal civil de las tropas del Ejército Popular de Liberación estacionadas en Lanzhou, provincia de Gansu, el pasado 12 de septiembre. [Li Gang/Xinhua vía AFP]](/gc4/images/2025/07/04/51030-xi-600_384.webp)
Por Entorno |
La reciente destitución por parte de China de altos funcionarios militares, entre ellos el general Miao Hua, el vicealmirante Li Hanjun y el científico nuclear Liu Shipeng, marca otro capítulo de la represión generalizada del presidente Xi Jinping contra el sistema de defensa y seguridad del país.
Aunque la narrativa oficial enmarca estas purgas como parte de una campaña anticorrupción, la magnitud y frecuencia de tales acciones plantean preguntas más profundas sobre la estabilidad del control de Xi del ejército y la lealtad del Ejército Popular de Liberación (EPL).
La purga: un patrón de consolidación
Desde que asumió el poder en 2012, Xi no ha podido confiar en el ejército, atribuyéndolo a la corrupción y la indisciplina dentro del EPL. Decenas de generales de alto rango, incluidos dos exministros de Defensa, han sido destituidos o sancionados bajo su liderazgo.
Miao, otrora el general más joven de la jerarquía militar china y figura clave en el manejo de la ideología del Partido Comunista dentro del EPL, es la víctima de alto perfil más reciente.
El meteórico ascenso de Miao bajo el liderazgo de Xi, seguido de su dramática caída, pone de relieve la precariedad del poder en el ejército chino. Su destitución, junto con la del vicealmirante Li y la de Liu, pone de manifiesto los profundos problemas que existen en el EPL.
Sin embargo, el uso reiterado de "graves violaciones de la disciplina" como eufemismo de la corrupción genera escepticismo. Los críticos cuestionan si Xi realmente está erradicando las irregularidades o si intenta eliminar la disidencia y consolidar su autoridad.
¿Lealtad o miedo?
Xi ha enfatizado constantemente la importancia de la lealtad ideológica entre los oficiales del EPL, vinculando su lealtad a los objetivos del Partido Comunista de modernización militar e influencia global. Sin embargo, la frecuencia de estas purgas sugiere una preocupación más profunda: la lealtad dentro de los grados no es tan firme como Xi desearía.
La destitución de funcionarios de alto rango plantea la cuestión de si el liderazgo del EPL está plenamente alineado con la visión de Xi.
Es posible que facciones con presencia militar aún se resistan a su gobierno centralizado. O tal vez la corrupción esté tan extendida que incluso los aliados de Xi tengan que ser destituidos.
Un mando frágil
Las implicaciones de estas purgas van más allá de la política interna. Un ejército bajo constante escrutinio y reorganización corre el riesgo de perder cohesión y eficacia operativa. En una nación que aspira a convertirse en una superpotencia, dicha inestabilidad podría tener consecuencias de gran alcance.
Es más, la eliminación de figuras como Liu, ingeniero principal adjunto del programa nuclear chino, pone de relieve posibles vulnerabilidades en sectores críticos.
La existencia de corrupción o disenso a niveles tan altos no dice nada positivo sobre la integridad de las capacidades estratégicas de China.
El dilema del dictador
La agresiva consolidación del poder de Xi puede garantizar el control a corto plazo, pero expone los riesgos inherentes de la autoridad centralizada. Un sistema que depende de las purgas para mantener el orden carece de estabilidad orgánica.
Ahora los observadores se preguntan cuánto tiempo podrá Xi mantener este enfoque antes de que las grietas en su armadura se vuelvan demasiado grandes como para ignorarlas.
La atención no debe centrarse solo en los individuos eliminados, sino también en las implicaciones más amplias para el futuro militar y político de China.
Tal vez Xi se esté poniendo más estricto, o tal vez el sistema esté luchando por mantener la cohesión bajo el peso de sus propias contradicciones.
Las respuestas a estas preguntas determinarán no solo la trayectoria de China, sino también su papel en el escenario mundial.