Por Entorno y AFP | 2023-07-11

Las redes de cuentas falsas de Facebook, administradas desde China, están “evolucionando” e implementando nuevas tácticas en su búsqueda por sembrar discordia en el extranjero, afirmó la plataforma de redes sociales a los legisladores australianos el martes 11 de julio.

Al frente de una investigación del Senado sobre la interferencia extranjera, los funcionarios de la empresa matriz Meta sostuvieron que en los últimos siete meses se había producido un “cambio de estrategia” notable por parte de las redes con sede en china.

El vocero de Meta, Josh Machin, explicó que las redes coordinadas de cuentas chinas de Facebook intentaban de manera creciente influir en la opinión pública al tomar como objetivos de sus ataques a periodistas, organizaciones benéficas y empresas de relaciones públicas.

“Estamos viendo evolucionar toda una nueva gama de tácticas”, respondió Machin.

Recientemente Meta eliminó docenas de cuentas de Facebook, pertenecientes a una red con sede en China, que llevaba a cabo una coordinada campaña de desinformación en Europa.

Eliminación de contenido malicioso

En mayo, Meta eliminó más de 200 cuentas con sede en China que difundían información falsa en las redes sociales de todo el mundo.

Las redes se crearon en China y estaban dirigidas a usuarios de redes sociales en muchas regiones, incluidos Estados Unidos, Europa, India, Tíbet, Taiwán, África subsahariana, Japón, Asia Central y la comunidad uigur de todo el mundo.

“Los últimos comportamientos incluyeron la creación de una empresa de medios con fachada en occidente, la contratación de escritores independientes en todo el mundo, la oferta de reclutar manifestantes y la cooptación de una ONG en África”, sostuvo Josh Machin.

En agosto pasado, un tweet del dicho grupo afirmaba que estaba contratando a “trabajadores a tiempo parcial” para asistir a una protesta en Hungría contra el filántropo multimillonario George Soros, un financista que con frecuencia es objetivo de teorías de conspiración de extrema derecha.

Entremezclado con los mensajes dirigidos hacia Europa había contenido que impulsaba la línea ideológica de Beijing sobre sus políticas en la región de Xinjiang.

La política de Beijing ha servido para detener a más de un millón de uigures y otros habitantes de habla turca, en su mayoría musulmanes, de la región occidental de Xinjiang en una red secreta de centros de detención y prisiones en los últimos años.

Las acusaciones incluyen encarcelamiento masivo, trabajos forzados, esterilización obligatoria, violación sistemática y la destrucción de sitios culturales e islámicos uigures.